DEVOTOS.
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ron
á
esta pregunta , que nacería en Belén , pegue-
Día XXVIII.
ña Ciudad de la Tribu de
J
udá , porque así lo ha-
bía predicho el mismo
Dios
por su Profeta.
Herodes se contentó con esta respuesta ,
y
ha–
biendo despedido
la
Asambléa , hizo venir
á
los Ma–
gos, para conferir
á
solas con ellos. No quiso ha–
blarles en presencia de unos Dottores, que eran gen–
tes instruídas y capáces de descubrir lo que él pro–
curaba disimular; temia que la inquietud que mos–
traría en sus preguntas y en toda su conversacion,
les haria entrar en sospechas del designio que forma–
ba
y
medicaba, de deshacerse del Nino,
y
de sacri–
ficarle
á
su ambicion y
á
su rabia. Este espíritu frau–
dulento
y
artificioso cogió
á
los Magos aparte, les
hizo
cien preguntas capciosas, procuró informarse
especialmente del tiempo en que la Estrella había em–
pezado
á
dexarse ver ,
y
conociendo en ellos mucha
piedad
y
poca desconfianza, mostró aprobar su de–
vocion ,
y
los animó
á
proseguir su viage. Id , les
dixo, id
á
Belén , informáos de todo lo que perte–
nece
á
este
Niño,
y volved quanto antes
á
darme
noticia de quanto hubiereis visto, porque yo quie–
ro
ir
tambien
á
adorarle. Todo esto no era otra cosa
que
disimular sus intentos ,
y
ver si podía ·hacer
caer en el lazo
á
los Magos; pero Dios, que se burla
de todos
nuestros artificios , que no puede ser enga–
ñado ,
y
que.sepropone fines muy diferentes que los
de los hombres; supo muy bien confundir todos es–
tos maliciosos designios. Los Magos fueron en dere–
chura
á
Belén; tuvieron la dicha de encontrar al Sal–
vador; se postraron delante de él , .le adoraron; y
habiendole ofrecido los dones que traían de su país,
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que
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