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Diciembre. del Rey de los Judíos por tanto tiempo esperado;
pero les causó mucha novedad
el
no encontrar en
.ella ni fiestas , ni otra señal de alegría. Lo primero
que hacen estos Extrangeros, es preguntar donde
está el Rey de los Judíos que acababa de nacer,
cuya
Estrella aseguran haber visto en el Oriente,
y
haber~
les servido de guia. Esta novedad asustó extrana–
mente
á
Herodes, y causó una gran conmocion
en
Jerusalén. El pueblo era demasiado curioso, para no
hablar de esta novedad,
y
Herodes demasiado' des.–
confiado ,
y
demasiado zeloso del Reyno de que se
babia apoderado sin tocarle, para oir á sangre fria
una novedad como ésta.
Y
así, temiendo podía ve–
~ir
á
quitarle la corona el Nifio que buscaban los
Magos, al punto envía
á
llamar
á
los Príncipes de
los Sacerdotes,
.Y
á
los Escribas , que eran los que
debían explicar al pueblo las Escrituras , y cuidar
que no se mezcláse en ellas nada que pudiese cor–
romper su verdadero sentido.
Tenia este Monarca demasiada penetracion, pa–
ra
no ver, que un Rey,
á
quien de tan lexos venian
á
buscar unos Extrangeros en el seno de la Judéa,
era un Rey extraordinario
y muy
diferente de los
otros •por otra parte no ignoraba, que siendo
él
ldu–
méo, esto es, de un pueblo que descendia de Esau,
no era de la raza Judía, y por consiguiente, que no
estando ya el cetro en los descendientes de Judas,
babia llegado el tiempo, en que los Profetas habian
predicho babia de nacer
el
Mesías. Sin duda por
este motivo, en la Asambléa de los Judíos no habló
palabra tocante al nuevo Rey, solo preguntó donde
debia
nacer
el Mesías. Todos
á
una
vez
respondie-
ron