DEVOTOS.
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feétamente instrui os del Mister io ,
y
sabían
ue Dia
XXV.
el
fesías , segun la profecía de Miquéas , debia
nacer en Belén , sufrieron con gusto las incomodi-
dades del viage.
Habiendo llegado
á
Belén , fueron mal recibidos,
no se tu
' O
el menor re p to
ni
á
su calidad, ni al pre–
ñ ado de la Santísima Vi rgen. La pobreza, que se ma–
nifestaba bastante en todo su eguipage, no atraxo so–
bre ellos sino el desprecio
y
el abandóno ; estando
las posadas llenas de gente , por el concurso ex–
traordinario que habia acudido de todas partes,
y
en–
trandose la noche, María y Joseph, las
dos
personas
mas santas y mas respetables del Universo , áquienes
todos
los
hombres debían rendir homena ge, se
vie–
ron obligados
á
retirarse
á
una suerte de establo,
ó
cueva , que es taha fuera del pueblo ,
y
donde
á
la sa..
zon se hallaban un buey
y
un jumento; habiendolo
dispuesto
así
la providencia divina en cumplimiento
de l as profecías de Abacúc y de Isaías.
Una posada tan humilde no dexó de contristar
á
la Madre de Dios
y á
San Joseph; pero le conve–
nia
á
aquel que venia
á
enseñar la humildad
á
los
hombres,
y
cuya grandeza
y
magestad son indepen–
dientes
de toda exterioridad.
No
ignorando la Santí–
sima Virgen la hora
que
el Salvador debia nacer,
pa..
só
con
S.
Joseph todo
el tiempo
que precedió
á
este
nacimiento, en una ulce
y
amorosa contemplacioo
del Misterio que iba
á
cumplirse.
A
m día noche,
sin..
tiendo
que
el término
habia
ya
llegado, parió sin do..
lor
y
sin lesion
alguna
de su pureza virginal
á
su
H i–
jo
prim génito , que
ue a
imi mo
__su
único Hijo;
al qual adoró
postrada
en
ti,
rra,
e n qu llos
tra n -
por-