DEVOTOS.
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vido de su
p~rfeéta
contric!on
y
de su fe viva , le
DiaXXI.
perdonó su falta ,
y
le dixo: Tomas ; tu has creído,_
porque me
has
visto; bienaventurados los que han
creído sin verme; no se puede decir que cree , el que
no c ree sino al testimonio de sus sentidos.
Los Padres de la Iglesia hacen excelentes refle–
xi
nes sobre toda esta eonduéta. San Ambrosio, San
Agustín
y
San Cirilo excusan
á
Santo Tomás ,
y
pre–
tenden que habló así mas por un .santo deseo de ver
á
su Maestro , que por una duda formal ,
y
por infi–
delidad. San Gregario
y
muchos otros confiesan su
f;
lta de fe en esta ocasion ; pero todos convienen en
que la fe de este Santo Apóstol fue perfeéta é inde–
pendiente de los sentidos:
Aliud vidit,
dice,
&
aliud
crédidit.
Vió las llagas de su Divino Maestro,
y
vió
su cuerpo Yivo; pero creyó otra cosa muy diferen–
te de lo que veía. Vió un hombre ·, pero creyó fir–
memente, que este hombre era su Dios;
y
su
fe
so...
bre la div inidad del Salvador fue de las ma_s expre–
sas , de las mas perfeB:as ,
y
de las mas generosas.
Pocos dias despues de esta célebre aparicion de
J
esu- Christo resucitado, habiendo los Apóstoles de–
xado
á
J erusalén para vol verá Galiléa , Tomás y al–
g
uP.osotros se fueron con San Pedro
á
pescar al mar
de T iberíades ; pasaron toda la noche sin pescar na–
da;
habiendo ven ido
la mañana,
se
encontró
Jesu–
Christo en
la
ribera,
y
se
les apareció,
in
que su–
piesen que er él ; per
le con cieron por la prodi–
g iosa pesca que hicieron por su orden
y
comier
n
despues e n
él.
Despues de la Ascension del Sal–
vad r
á
1
s
Cielos, y de la Venida del E píritu an–
to, los Apóstoles, movidos por este mismo Espíri-
Dd
tu,