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DEVOTOS.
PUNTO
SEGUN D
O.
C
onsidera como para hacer bien nuestra cotte
á
Jesu-Christo
~ecien
nacido, y para ser bien re- ·
cibidos, es necesario que la humildad de corazon sea,
por decirlo así, nuestro caráéler,
ó
que
á
lo menos sea
uno de nuestros mas bellos adornos. Ella es
la
que·so–
bres ale en el Salvador,
el
qual la eligió como el re–
medio eficáz, y el contraveneno del org.ullo de los
Angeles rebeldes, y del primer hombre caído del di–
choso estado de la inocencia. Habiendo sido la sober.–
bia el primer pecado, y el
funes~o
origen de todos los :
otros; el Salvador prefirió la humildad
á
todos los ·
otros es tados , que podia haber elegido libremente.
Por es te motivo escogió una Madre ,
á
la verdad, de
sangre Real; pero pobre y de una condicion muy obs–
cura. Por este motivo rehusaron recibirle en todas
partes , y le trataron en todas con .despreci<;"> y con:
desdén. Un vil establo es un palacio, el pesebre de las
bestias su cuna, unos pobres pastores los primeros
_á
quienes manifiesta su nacimiento.
~Es
posible que no–
sotros
creamos estos grandes misterios de las humi–
llaciones del Salvador,
y
que la soberbia sea nuestra
pasion
dominante~ ~en
qué hombre , en qué condi–
cion
no respira la
vanidad~ ~qué
estado hay tan
despreciable, tan obscuro ,
y
aún tan santo , don–
do no se insinúe el
orgullo~
Este vicio se escon–
de hasta debaxo de los mas viles trapos ; penetra
hasta en los claustros y en el desierto;
á
veces el
hombre de menos nacimiento ' de menos talento,
de menos probidad, tiene mas vanidad. Este veneno
se insinúa hasta en el corazon de los que hacen pro-
r
.
r.
. '·
ie-
Dia XIX.