DEVOTOS.
costumbres; solo dió . un nuevo realce
á
su virtud,
D,ia X"'" L
haciendo1á todavía mas perfeéta. Conservó la misma
humildad, la misma dulzura , el
mismo
es})íritu de
mortificacion
y-
de piedad, ·que se habia siempre ad-
mirado en
~l.
Su zelo hizo los rnayo'res esfuerzos pa..
ra desterrar· la ignorancia'·reformar las costumbres,
corregir los· abusos , restablecer en todas partes la
disciplina
y
el buen orden ; lo que le
~alió
tan .bien,
que en menos de un año mudó dé .semblant€ toda la
Diócesi.
'
1
Aunque era austéro consigó, tenia upa dulzura
·extraordifrlaria con 1os · demás;
y
-sin adular al peca–
do , usaba de mucha indulgencia con los pecadores
que querian sériamente
conver~irse
á
Dios. Con
su,$
·nwdáles corteses, y con sus palabrás llenas de dul–
zura a.trahía
los
pecadore~
, los rriovia
cbFI
sus
con~
ferencias ,
y
con sus sermones animados del espíritu
de Dios; y poniendo sumo cuidado en no espantar
ni agriar los espíritus, se hacía tan dueño
de
los co–
razones, que l_es inspiraba un horror infinito al pe–
cado, y les hacía abrazar gustosos la
peniten~ia.
Ar–
regló el Oficio divino
y
toda
la
p0licí-a ·de su Igle–
sia con una prudencia, que fue admirada en los paí._
ses mas distantes. Como la salvacion de su pueblo
tenia el principal lugar en sn corazon, no hubo in–
dustria de que no se valiese ·para la conversion de
los pecadores,
y
para itlspirar á todos el amor á
la
penitencia. Con este fin hizo construir á la entrada
de su Iglesia Catedral una Capilla sobre el modélo
del sepulero de nuestro Señor , baxo la, invocacion
de los tres célebres·penitentes ,
San~a
'Mária Magda–
lena
la
pecadora , San Pedro
y
el
buen
Ladron. El
Se...