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EXERCICIOS
Diciembre.
de la.
rara
piedad del Monge Adón,
como de un pro-–
digio ;
y
todos envidiaban al Monasterio de Ferrieres
un tan
rico
tesoro. Marcuardo, Abad de Prom en la
Di6cesi de Tréveris, que había sidoMJnge en Ferrie–
res, donde conservaba todavía muchas c rresponden..
cias , habiendo oído hablar del m /rito den estro San–
to, guiso tenerle cerca de sí para hacerle M estro de
Novicios. Por mas que los Monges de Ferrieres sin–
tiesen perder un tan excel nte sugeto , no p dieron
nega rselo al Abad Marcuardo. La presen ia de Adón
dió á conocer que la fama se habia quedad muy
cor...
ta en sus alabanzas. Se descubr ieron en él todavía
mas virtudes, que las que la reputacion les habia
anunciado,
y
quizá mas que los imperfeélos hubie–
ran querido ver en uno de sus hermanos. Su vida aus–
téra, su exaélitud en el o:ficio,su fervor' su devo ion,
hirieron
y
amargaron los ojos
y
el corazon de aque–
llos
á
qu ienes su exemplo hacía desesperar; por lo
- qual halló mas envidiosos que imitadores;
y
viendo
que los espíritus se enconaban mas
y
·mas , despues
de haber permanecido algun tiempo en el Monaste–
ri o
de Prom, pensó en retirarse; lo que executó des–
pues de
la
muerte del Abad Marcuardo, que sucedió
el
año
8 53;
h l biendo primero tomado la vénia de
quien debía. No queriendo volverá Ferrieres, em–
prendió c n permiso de sus Superiores el viage de
R oma;
á
fin
de visitar los .sepulcros de los Santos
A póstoles
y
de los Mártires; permaneció en aquella
Ciudad cerca de cinco anos;
y
su virtud se hizo ad–
mirar tanto como su ciencia; de suerte, que el nom..
bre de Adón vino
á
ser muy conocido. De vuelta para
Francia pasó
por Ravena, donde compuso su
Mar-
ti"'I