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DE
CHlUSTO
instaban al Señor para que coniiese ; pero les dixo
que su alimento era haeer la voluntad del que lo había
enviado ,
Yt
oerfeccionar tu obra. A este tiempo se vió
venir una infinidad de gen tes de Sicar , por vér al
nuevo Profeta ; dióles golpe su sola presencia ; se sin–
rieron con una veneracion extraordinaria ácia él ,
y
le
rogaron con muchas instancias, contra lo que acostum–
braban , se dignase hacer alguna mq.nsion en su país. E l
Salvador se· detuvo dos dias con ellos;
y
con sus con
ver~
saciones encendió tan bien la
Fe
en aquellos corazones,
que. muchos creyeron en él, y decían
a
la muger: Yá no
éreemos en él por lo que tú nos has dicho, sino
porque nosotros mismos lo hemos oído,
y
sabemGs
que es el verdadero Salvador del Mundo , y el Mesías
que esperamos.
§.XVIII.
PREDICA EL SALVAI)OR EN J\[AZARET.
D
espues da haberse detenido el Salvador dos días
en Sicar ,
o
Siquen , se fue
a
Nazaret .con sus
Discípulos. La fama de los prodigios que había obra–
do en Jerusalén
y
en Galiléa
a
vista de tantas gentes,
hadan que en todas partes fuese mirado como un
hombre extraordinarío
a
quien obedecía toda la natu–
·raleza. Solos los de Nazaret , la que el Señor miraba
como su patria , verificaron el prove rbi0 que dice,
'que ningun Profeta es ve.perado
y
honrado en su país.
-E l Sábado siguiente fue Jesus
á
la Synagoga, como
:tenia de costumbre ;
y
habiendos€ leva ntado para leer,
le