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SEñOR
NUESTRO.
!i69
el
qu~l,
esta Santa, hizo encerrar en un d
relicario,
y lo envió
a
su celebre Abadía, llamada or esto de
Santa Cruz, que mandó edificar en Poitiers , y en la
que acabó santamente su v ida el año quiRientos ochen–
ta
y
siete. Con motivo de esta preciosa reliquia , For–
tunato de Poitiers compuso en honra de la Cruz los
dos Himnos, de que la Iglesia todavía se sirve el dia
de hoy en las solemnidades de la adoracion en el Vier–
nes Santo, y en los Oficios de la Semana Santa , los
quales _Himnos empiezan con
est~s
palabras:
Vexil!a
R egis;
y
Pange lingua gloriosi lauream certáminis.
Continuaron los Emperadores desde entonces en hacer
regalos del sagrado madero, hasta que finalmente, ha·
biendose transportado
a
Venecia lo restante de él , fue
dado al Rey $an Luis , y llevado
a
Francia el año
I 241 ,
el que el año siguiente , juntamente con
1a
Corona de espinas del Salvador, fue colocado en
la
Capilla de Palacio que
el
Santo Rey acababa de edifi–
car, que despues se ha llamado
la
Santa Capilla.
Otra porcion muy considerable del sagrado leña
de la Cruz, dada
a
su abuelo Felipe Augusto por Bal–
duino primero de este nombre , Emperador de Cons–
tantin3pla el año
1205 ,
fue depositada en la Abadía
~San
Dionisio; de suerte, que con lo que yá había
de esta preciosa reliquia en diversas Iglesias
y
Monas–
terios del Reyno, se puede decir que la mayor parte de
la verdade.r.a Cruz está en Francia.
§.LXX.