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NUESTRO.
§.
XL 1It
LOS 'JUJJIOS TIENEN_ CONSEJO
contra et Salvador,
y
concluyen que se le 4ebe
bacer
morir,
·
L
A resurreccion de Lázaro era , por decirlo, asi,
un milagro vivo;
y
cada uno
podía convencer–
se
de ella por sus proprios ojos. En toda Jerusalén re·
sonaban las alabanzas que se daban
a
Jesus '
a
quien
ya
no le llamaban sino
el
Mesías;
y
a
la verdad era
bien dificil
no
renonocerlo
por
tal,
a
vista de unos ras–
gos tan estupendos. Informados por sí mismos de
la
verdad del hecho los Sacerdotes ; especialmente los
mas calificados,
y
los Escribas
y
Fariséos,
se
juntaron
para deliberar sobre lo que debían hacer. Eramas cla–
ro que el
Sol ,
que un hombre que dice que es el ver–
dadero Hijo de Dios
y
el
Mesías, que lo prueba con
los mas estupendos milagros ,
y
en quien
se
verifica
todo quanto los Profetas predixeron del Hijo de Díós,
debe ser reconocido por tal: no se podía concluir .
otra cosa: es verdad; pero quando quien .domina
es
la pasiofl, quando
la
envidia
y
el ódio se han apode–
rado del corazon
y
del espíritu , estamos furiosos , es–
tamos ciegos ,
y
no usamo,s de la razon : esto se
vé
palpablemente en toda la conduéta que observan con
Jesu-Christo los Fariséos
y
los Príncipes de los Sacer–
dotes: convienen todos en
el
principio , todos están.
convencidos de los hechos ;
y
concl uyen todos
que.
deben deshacerse de un110mbre tan prodigioso ,
y
en
Z
quien