VIDA DE CHRJSTO
~
§.
XXXII.
LA TRANSFIGURACION
,
de J-esu- Chn"sto.
E
N efeéto , seis días despues tomó Jesu-ChristG
consigo sus tres amados Discípulos,
y
los llevó
a
un monte alto, que se eme ser el Tabor en la Gali–
léa, inmediato al gran llano de Esdrelon y del torren–
te Cison ,
a
dos leguas cortas de N azaret hácia el
Oriente : (a) el monte T abor es muy alto, y aunque
la
·cima parece terminar en punta , sin embargo en lo
alt hay una llanura de cerca de media legua, en la
qual
Ja
Emperatriz Santa Elena hizo edificar despues
una magnifica 'Igle ia , con tres Capillas pequeñas,
para rep resenta r los tres Tabernáculos que San Pedro
deseó se
edificáran~
Habiendo, pues, ·llevado el Salva–
dor sus tres Apostoles
a
la cima de dicho monte, se
puso en oracion '
y
de repente se transfiguró
a
.vista
d e ellos ; su cara quedó tan resplandeciente como el
sol , y sus vestidos se pusieron tan blancos como la
nieve. Al mismo
tiempo parecieron
a
-sus lados
Moysés
y
Elías hablando con él de la muerte que den..
·tro de poco había de padecer :Jerusalén. Viendo
los
tres Biscípulos la gloria.que rodeaba asu Divino•Maes–
tro,quedaron deslumbrados·. Pedro entonces transporta–
do de gozo , y como fuera de sí exclamó ¡Ah Sefio.r!
¡qué.bueno es para nosotros estár aquí! Hagamos aquí
tres tiendas , una para
V
os , otra para Moysés ,
•y
otra para: Elías. Estando todavía hablando, una nube
lu-
(a) Math. 17,