DEVOTOS.
<1ixo uno de los convidados sobre la dicha de los
DE PEN'I'E•
que asistirán al banquete en el Rey
no
de Dios,
to- cósTx:s, ·
mó
ocasion para proponerles la parábola siguiente:
Figuráos, les dixo, un hombre· rico, que man...
da disponer una gran cena,
á
que convida muchas
gentes. Llegada
la
hora, envía uno de sus domés...
ticos
á
dec~r
á los convidados que todo está pron–
to ,
y
que los está aguardando. Pero en lugar de
darse priesa por su parte
á
asistir,
y
agradecerle
á
lo .
menos el favor que les hace , no recibe de ellos si–
no vanas
y
frívolas excusas: Uno dice que ha com–
prado una tierra, y que necesita irla á ver; otro
que ha comprado cinco pares de bueyes , y que lo.s
va á probar ; otro da por excusa ·para no asistir ,
que
se ha casado, y que no puede dexar sola este dia
á
su
nueva esposa ; todos en fin se excusan ,
y
le en–
vían
á
decir que no los aguarde.
<Qué
pensais hará
el
dueño qq_ando le cuenten lo que ha pasado?Mues–
tra
su sentil\niento,
y
picado de semejante
afrenta
y
de una i6gratitud tan indigna, le dice al cria–
do : anda al punto
á
las calles ,
á
las pla;zas púbH..
cas de la ciudad
y
á
los concursos ,
y
tráeme quan–
tos pobres , quantos
perlátir~s,
quantos ciegos
y
coxos encuentres. Execuróse sin detencion el orden.
Vióse entrar en la sala del convite
una
tropa de po–
bres , que saltaban de gozo por verse llamados
á
tan rica mesa. No obstante, aunque fueron mu–
chos los que concurrieron , quedaban bastantes
puestos sin ocupar, lo que advert ido p r el dueño,
dixo al criado, ve· al punto, sal
á
los
caminos rea..
les ,
y
á
lo largo de
las
Cercas ,
y
trae
quantos
en..
contráres,
así paisanos ,
como fora ter s, para que
no