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EX-ERCICIOS
II.
DoM.
Concluye el Santo ápóstol ,
que
conocía me-
jor que nadie la indispensable necesidad de esta
virtud:
Fi!ió!i mei, non di!igámus verho, neque
lir1·
gua,
sed ópere
&
veritate:
hijos queridos , nues–
tra caridad rlo ·se quéde en palabras , ni sobre la.
lengua ;
es
menester que sea efeél:iva
y
verdade–
r~.
Eri-él
mundo muchas demostraciones de amis–
tad, múchos cumplimientos, grandes ofrecimientos
de servi:tse
UflOS
á
otros ;
·y
entre todas estas simU·
ladas protextaciones y hermosos afeél:os de compa–
sion, de buenos deseos
y
aún de ternura,
¡
,gué
poca
caridad christiana
!
Mucho de palabras oficiosas
y
obligatorias ,
y
en esto pára todo :
Non diligámus
verbo, neque
tinguá.
Quando no se ama al próximo
sino de palabra, ¿se ama
á
Dios de todo
corazon~
Quómodo
cha"ritas
Dei
manet
in eo?
El amor
qu~
Jesu-Chrisro nos muestra en el I]listerio de la
Eu–
caristÍa, donde no nos da solamente todo lo
que
tiene, sino tambien todo quanto es, y donde coiilr
tínuamente renueva el sacrificio de su vida,
que
hi–
zo
á
su Padre por nosotros; es ciertamente un gran
modélo,
y
al mismo tiempo un gran motivo
de la
caridad
christiana
qu~
nosotros debei:nos tener con
nuestros próximos.
El Evangelio de la Misa de este dia no convie–
ne
ll}enos al gran misterio cuya fiesta se continúa.
Contiene
la
parábola de los convidados que se
excusan de venir al banquete ,
y
cuyo puest0 se
llena por otros que no habían sido llamados
.al
principio.
Comiendo Jesu-Christo un Sábado en casa de
uno de los principales Fariséos,
de un¡l
palabra
que
di-