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EXERCICIOS
LA FrnsTA
gelistas_, ya
en
S. Pablo, siempre se habla de una
presencia
y
de una manducacion real
y
corporal
del
cuerpo
y
sangre de Jesu-Christo.
En
ninguna par–
te
se
expresa
el
sentido figurado, antes bien se ex–
cluye positivamente; pues el cuerpo que Jesu-Chris–
to da á comerá sus Apóstoles era, segun su palabra,
,el mismo que entregó
á
las ignominias de su Pasion
,y
á
la cruz para redimirnos :
Este es mi cuerpo, que
será ent1·egado por 7Josotios.
Y
nadie que no sea
Maniquéo, osará decir
que el
cuerpo
del
Hijo
de
Dios no
foe
entregado
á
la muerte sino
en
figur~·.
Desde los Apóstoles hasta nosotros , toda la Iglesia
ha creído siempre
que el
cuerpo de Jesu-Christo se
ofrece real
y
verdaderamente
en
sacrificio , se dis–
tribuye
á
los Fieles en la Comunion,
y
está realmen–
te presente en la Eucaristía;
y
nosotros no somos
capáces de hablar de la presencia real de Jesu–
Christo en el Santísimo Sacramenro de un modo
mas claro , rn3s formal
y
m2s preciso , que habla-
ron los Padres de los primeros siglos.
'
~le
di1éis quizá, dice
S.
Ambrosio, el
pan que
se nos da
á
comer en la Comunion. es pan usual
y
ordinario:
Forte dicis,
1
meus panis est usitáws.
Es
verdad que antes de las palabras saerament.ales
este
pan era pan:
P
ani.f
isle, panis est ante verba
.ra–
cramentórum
·;
pero despues de la consagracion,
en lugar del pan se halla el cuerpo de Jesu-Christo:
Ubi
accésse1'it consecráf.f.o, de pane
fit
caro
Chris–
ti:
Y esto debe ser indubitable entre nosotros:
Hoc
ígitttr astrna"mus.
¿Pero cómo puede suceder , con–
tinúa el mismo Padre, que lo que es pan sea el cuer–
po de
Jesu~Christo?
Y . responde :
ConucratiÓne;
por