DEVOTOS.
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PUNTO SEGUNDO.
e
Onsi dera , que si las persecuciones son amargas,
..J
el fruto que se saca de ellas es
muy
dulce. Son
un fuego que purifica,
y
que consumiendo todo lo
que el oro
'tiene
de menos puro , le hace mas
bri–
llante.
A
la verdad cuesta trabajo
el
vencerse en
ciertas ocasiones,
y
callar. Cien razones , todas las
mas especiosas, vienen al socorro del amor propio,
y
la viveza de nuestro espíritu nos fatiga mas que
-la malicia del espíritu ageno. Es verdad que mu–
chas
v.~ces
la moderacion de las personas virtuosas
hace
á
los ·libertÍnós mas osados para criticar
y
mor–
der. Esas almas afeminadas abusan de la mansedum–
bre
y
paciencia de las personas virtuosas, para sa–
tisfacer los deseos de sus mal
1
os corazones; se ve
fá–
cilmente
que
una respuesta viva con
un
poco de sal
y
de fuego, libraria para siempre de la persecuciolll;
una palabra que se pudiera decir, aterraría
y
llena¡
·ría de confusion
á
esas almas imperfeél:as; pero
un
devoto sabe que punzando
á
su coi.:tt'rnrio,, quand0
menos empeñaría su virtud. Hasta
el
silencio
pare–
ce ser nocivo
á
la virtud, pues la ·dexa por presa
de
la:maledicencia. Todas estas razones son plausíbles;
sin
~embargo
Dios quiere que se haga el
sacrificio~
Cuesta bastante el callar ;
y
no es iuna pequeña·
vk•
tória mantenerse
en
silencio contra todas estas
ra–
zones. ¡Pero quántas gracias, buen Dios , son·siem..,
pre el fruto
de
esta viétoria
!
un
silencio exaétó,1
una paciencia manejada entonces .con prudencia,
sirven maravillosamente
á
la dcvocion.
Dexémosl~
á
Dios
la justificacion de sus siervos
1
no se petdfe,
S4
1 ,.
rá
DE LA
As-
-
CENS-ION,