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DEVOTO S.
277
los mundanos'· y muchas veces tambieri de la ca-
D.E LA
A~Iumnia. Se exageran los mas leves defeél:os' se echan
CENSION.
á
mala parte las
~ejores
acciones , se les acusa de
soberbia y de singularidad , desde que se ve que son
mas regulares , mas contenidos , mas virtuosos que
los otros. ¿Eres fervoroso observante de la
Ley,
tienes un fondo sólido de piedad, te has declarado
por verdadero siervo de Dios? apenas hay quien no
huya de
tí.
Se te mira como un incómodo censor da
las irregularidades de los otros. Por mas retirado
que esté uno, por mas caritativo , modesto , hu-
milde
y
piadoso que parezca, la misma virtud que
s~
reconoce en él, da atrevimiento
á
los mas tími-
dos para que digan mal de él; todos conspiran
á
mortificarle ; se imaginan que hacen un
g1an
s~rvi-
cio
á
Dios en hartarle de disgustos
y
sinsabores ¿Se
murmura de una persona devota
?
todos lo aplau-
den. ¿Comparece en un corro
ó
concurso, de don-
de la política
y
el bien parecer no permiten se au¡.
sente? todos se escandalizan. ¿Se destierra de esos
sitios de diversion y pasatiempo, que el Evangelio
condena,
y
donde reyna el espíritu del mundo? se
le tiene por agreste
y
.enemrgo de toda sociedad.
¡Cosa extraña! No hay cosa, aún entrando la esri..
macion que se hace de las gentes de bien , que no
les sea las mas veces ocasion de nuevas pruebas.
¿Se advierte en una comunidad una persona de una
parcicular virtud; es decir, mas humilde , mas mor·
tificada que los demás , pronta
á
baxar la cabeza
y
sujetarse
á
todo sin réplica
?
debe disponerse para
todos los empleos mas expuestos
á
la contradiccion,
y
de menos lucimiento. Si
hay
algo de trabajoso
y
.
S3
de