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de conocido valor ,
y
notoria experiencia ,
á
fin
d~
que
despojase el camino de aquel riesgo.
Ocurrió
á
Arnoldo lo que podía suceder en una ex–
pedicion tan peligrosa ; pero deseoso de ren1ediar la afren–
ta que causaba á su linage su hijo, que presumia · fuese
el Capitan de los salteadores, partió al tnon1ento con al–
gunos de
á
caballo, y dos banderas de infantes. Luego
que reconoció los sitios proporcionados de las n1ontañas;_
y
supo á virtud de las tn1s vivas, y eficaces diligencias,
que se reuniéron las compañías de los Vandidos para apo–
derarse de
las riquezas de la Real Comitiva , ocultán–
dose en un bosque con una pordon de infantes, dispuso
echar en el catnino unas acémilas mas cargadas de ruido,
qne de dinero, á fin de traer al cebo los ladrones. Sa–
lióle bien el pensamiento ; y quando se hallaban n1as en–
golfados en la presa , dió sobre ellos Arnoldo , y su tro–
pa con
el
tnayor esfuerzo, hiriendo á unos , y prendien–
do á otros Pero advirtiendo que una manga de áquella
escolta se defendía con particular denuedo, sospechando por
lo tnistno que en ella se hallaría su Capitan-; se apeó del
caballo, y empuñando el acero , animando
á
los suyos,
principió
á
acometerla cotno
un
valiente leon. La buena ·
suerte de Arnoldo , y de su hijo Pedro , hizo que fuesen
los dos lo's primeros que se, _presentár9n al combate cuer–
po
á
cuerpo, y
suspendiendos~
atnbos despues de los
primeros encuentros
~
hasta certificarse de las personas res- .
pectiv.a1nente : conocidos, ·convirtiéron la cólera en com–
pasion
á
un n1ismo tien1po , doliéndose de haberse herido
recíprocamente;
y
avergonz~ndose
Pedro de ac01neter
á
quien le dió
el
ser, baírado
. e~, tierna~ )ágrim~s· ,
postrado
á
los pies del Padre le entrego la es.P.ada ,
y
con ella el
corazon
~
rogándole que hiciese con el los oficios del Juez
1nas severo.
•
No pudo Arnoldo aunque tan ofendido desentenderse
del amor de Padre , viendo á
su
hijo. postrado :
y
lleván–
dole consigo para experimentar si
e.raverdadero su arre- ·
pentimiento,
dent.~o
de muy breve tiempo acreditó con
pruebas prácticas
lo
que jamas
pudo
pensarse de un hom-
bre