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XX.
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obraba. Dios en sn Sierva. Las freqüentes apariciones de.
los Angeles , .de S.1nro Domingo, de San Francisco,
de
la Reyna de los Cielos ,
y
del mismo Jesu-Chris to ,
la
cohrüban de tales consuelos ,
y
dulzuras interiores , que
solo se · pueden percibir bien quando se gustan. Por
la
oracion de nuestra Santa brotó un manantial de agua vi–
va, de virtud
muy
prodigiosa para curar todo género de
enfermedades,
y
hasta hoy se llama
la agua de Santa
lr:es.
Haviendo acometido
·á·
una de sus hijas una fluxion
á
los
ojos, tan violenta que perdió enteramente b vista,
y
en–
t~ndiendo
la santa Prelada que los pad res de la enferma
disponían sacarla del Convento para solicitar su curacion,
hizo oracion por ella,
y
al ptmto recobró la vista aquella
Religiosa. Resucitó tambien con su oracion
á
un niño que
se havia ahogado en los baños ,
y
por toda Italia resona-
.ban las grandes maravillas que obraba: Dios en Monte-Po–
liciano,
y
en otras partes por la intercesion de Santa Ines.
Consumida
en fin
al rig(>r de sus grandes penitencias,
prolixas enfenne
b
1es , y trabc1jos , conoció que el Señor
la quería sacar de este destierro.
Fué
tan excesiva la ale–
gría que
la
causó esta noticia ,
y
t<
n
vehementes los go–
zosos ímpetus de su
amorosos deseos de verse quanto
ántes con su
ios, q¡¡e apénas los
podi.t
contener. Los
postreros días de su vida apénas fuéron
mas
que una con–
timra
oracion;
y
aunque eran indecibles
los
dolores que
padecía, al ver la alegría ,
y
la serenidad de su semblante,
parecía qne no estaba enfetma. Finalmente , sintiendo ya
que se acercaba la última hora, recibidos los Sacramentos
de la Iglesia con nuevo fervor , y todeadá de
sus hijas,
que se deshacían en lágrimas ; rindió dulcemente el espí–
ritu en manos de su Criador , áda la rnedia noche
del
di a
zo.
de
Abril
del año de
1
3
17.
de
edad
de
4-
~.
años,
haviendo pasado los
36.
en el Monasterio.
Al
punto fué anunciada su muerte por muchos nmos
de
pecho , que comenzáron
á
gritar en varias casas
de
la
Ciudad .desde las cunas :
y"1
mur~ó
Sor Ines.
Los que fné–
ron
testigos
de
esta maravina la publid.ron luego que ama–
neció,
y
acudiendo al Convento, supiéron de boca de
la~
Xx
Re-