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34~

A B R I

t.

el disgusto

á

todas las cosas del mundo.

A

los cinco ,

ó

seis años de su edad decía claramente que ·queda ser .Re..

ligiosa. Aunque sus padres tenían ·mucha ga·na de que se

quedase en el siglo , rio ·se pud.iéron :resistir

las instan–

cias ,

á

las lágrimas ,

y

á

los -suspiros con que anhelaba

continuan1ente por el CQnvento. Luego que cumplió nue–

ve anos la lleváron al Monasterio de las Saqu-inas , llatna–

das así -porque traian un escapulario de aquella estopa

grosera, . de que se hacen los

-s~cos.

Pusiéronla

al

·cuidado

de una virtuosa ,

y

prudente Maestra .,

llamada Margarita,

la qual admiró .desde luego

1~ abundan~ia

de gracias con

que

el

Cielo hav1a prevenido

á

aquella alma inocente ,

y

se vió precisada

á

1noderar su fervor en vez de tene'r ne–

cesidad de excitarle, conodendo que el Espíritu Santo ha–

vía ton1ado de su cargo 1a -direccion de ·.aquella alma

pri–

vilegjada.

A

pocos dias fué Ines

la

admiradon de toda la Co–

rtlunidad. Su humildad ingenua ,

y

sincera , la mortifica–

don de los sen 'idos , que admiraba

á

las

n1as perfectas,

sn puntualidad, su fervor, ·su tierna devocion -,

d

grande

amor que tenia

á

la oracion ; una apacibilidad .-,

y

una

n1odestia religiosa qne cautivaba ·; una obediencia, _un ren–

dimiento tan ciego, que pareda

ha

ver nacido Ines -sin amor

proprio,

y

sin propria voluntad; _en fin una alegría santa,

que se difun.dia en todas sus acciones,

y

se ·dexaba notar

en todas sus 111odales ·: todo este ·conjunto hacia fornlar

tan elevado concepto de su virtud, que cierta Abadesa

extrangera , n1uger de singular n1ériro ., la qual andaba vi–

sitando algunos Monasterios de órden del Seóor Obispo de

Arezo, admirando las extraordinarias prendas de aqnella

virtuosa niña, se dexó decir, que no honraria ménos esta

lnes

á

la

Religion con sus virtudes, que la otra Ines Ro–

lnana havia honrado

á

la Iglesia con -su martydo. _

Con1o ·era tan consumada su pr-udencia

'en

rnedio

de

ser tan _pocos sus años , que apénas llegaban

_catorce,

no dudó la Con1unidad

encatg~r1a

el cuidado de lo teln–

poral , cuya administradon desempeno rcon tanto

·acierto~

con tanta inteligencia ,

y

q.n

á

gusto

de

todas , que acre-

di-