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sacrificios que los está pidiendo,
a
cómo
plleden
decir que
le
aman? Ten hoy
el
consuelo de persuadirte
a
tí
mismo,
de probarte , de convencerte que amas á Dios. Bien sabes
lo que te está pidiendo tanto tiempo ha: tu Confesor, tu
corazon,
y
tu propria conciencia te lo dicen claramente.
No tie.nes que fatigarte mucho en buscar materia para ha–
cerle un sacrificio: ese resentimientillo , esa di version, esa
pasion por el juego , esa visita poco necesaria , esa delica–
deza, ese refinado gusto en vestirte , en componerte , en
presentarte ayrosamente en
la calle.
¡O
qué materia tan
preciosa, y acaso tan necesaria
!
Postrado desde este mis-
1110
instante á los pies de tu Crucifixo, dí
á
tu Dios, que
puramente por su amor quieres ir luego luego
á
visitar
á
aquella persona que te ha ofendido ; que quieres privarte
d~
tal visita , de tal concurrencia, de tal juego, que quieres
sacrificarle tal gala, tal dixe , dándole esta pequeña prue–
ba ·de que le amas. Mañana no faltad otra que le des.
,
2
Ni las personas que hacen profesion de devotas
d~..!
ben juzgarse excusadas de semejantes sacrificios. A
la
ver–
dad , las víctimas que pveden sacrificar no son de tanto
-valor, mas no por e o son de menor mérito , ni suele
CO$tar ménos
é
sacrific.uJas. No tienen que ofrecer con–
currencias profanas, pasion al juego , enemistades mal -di–
simuladas , galas , adornos excesivos ; pero cierto apego
á
algunas alhajuebs inútiles , aunque curiosas; cierta frialdad,
cierto despego con que tratan
á
tal, y
á
tal persona con
quien no congenian, efecto ordinario de no sé qué secre–
ta emulacion,
ó
envi.duela; cieúa inmortificaciqn , cierta
rusticidad
y
falta de crianza , cierra grosería natural; aque–
lla desigualdad de humor , aquella falta de agrado , aque·
lla sobra de delicadeza : víctimas son que se pueden
y
se
deben degollar. Determina desde luego
á
quil de ellas has
d~
aplicar el cuchillo , dando hoy á tu Dios esta prueba
de tu an1or,
y
de tu zelo. Un espejillo , un adorno de
la
celda , un mueble, una alhajuela demas.iadamente .cu,..
riosa darán bien que llqrar
á
la hora de la muerte
a
mu–
chas almas religiosas , q11e
á
poca costa pudieran hacer un
gran mérito para con Dios, privándose de el1as en vida.
DIA