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ABRIL.
blemcnte engafíado, creyendo que os an1aba! Tantos tan
nmltiplicados ,
y
tan groseros defectos pudiéron abrirme
los
ojos
para conocer mi
ilus~on
, si huviera sido n1énos
voluntaria. Pero pues os dignais hacerme la gracia de que
conozca lo poco que os he amado . hasta' aquí , hacedme
la de que os an1e con todo n1i corazon desde este mis–
mo punto.
J
A C U L
A
T
~
R I
A
S.
No n1e separará jamas del amor de 1ni Señor Jesu-Chrito
la angustia, ni la tribulacion
(a).
Cierto ·estoy que ni la n1uerte , ni la vida , ni otra .algu–
na criatura n1e podrá apartar del
all~or
de Dios , funda–
do en Christo nuestro Señor
(b).
P R
O
P
O
S I
T
O
S.
1
E1
a1nor de Dios nunca
es
ocioso ni cobarde: hasta
en la n1isma quLetud halla
e~ercicio.
Este sagrado fuego que
el
Salvador vino
á
encender en
el
n1undo es tan activo,
que en dexando de obrar dexa de ser ; lo mis1no es pa–
rarse que extinguirse. Precisamente ha de calentar, alum–
brar,
y
guemar. Un corazon frio , un espíritLl ciego , una
alma sepültada en sus imperfecciones no sienten ,
ó
sien–
ten poco el calór de esta ·divina llama. Magdalena postra–
da
á
los pies del Salvador calla ; pero al misn1o tiempo los
riega con sus
lag
rimas; los · enjuga con sus cabellos , los
besa ,
y
derrama sqbre ellos un preciosísimo bálsamo. Es
Inencster que las obras publiquen se ama
a
Dios : qual–
quiera
otr~
voz no se dexa entender ;
ó
se percibe mal. El
Atnor Divino allana todas las dificultades
·
1
y si no las alJa...
na, las supera. Aquellos que niegan
á
Dios los pequeños
Sl–
(a)
Quis nos separabit d charitate Christi? Tribulatio? An angustia?
Rom. 8•.
(b)
Cer tus sum quia
1~eque
mors
,
neque v ita
,
neque creatura alia
prr
terit nos separare
d
charitate Dei,
qu(C
est
in
Christo Jesu Domino
nos–
tro.
Rom. 8.