. EXErf\.CICIOS
'Enero.
Poñ los ojos en San Antonio , en .
ef
urtimo mo-
mento de
fu
vida. Ochenta
y
cinco años havia que
aquel fiervo fiel eíl:aba velando en el defierro , para er–
-perar la venida del Señor. A los ve inte años de
fo
edad
havia dexado
el
mundo,
y
havia confervado
fu
ino–
cencia con el contínuo exercicio de una penitencia ri–
gorofa.
O!
y
con qué gozo vió que
fe
acercaba
yá
el
momento decifivo de
fu
eterna felicidad!
El
miúno
corifolab2
a
los que lloraban porque le perdían. Muere
con tanto confoelo' que
la
alegria, que inundaba
a
fü
alma ' no cabiendo en ella ' rebofa á.cia
a
fuera '
y
fe
. comunica al
femblam~
de
fo
cuerpo moribundo.
~é
diferencia, buen Dios, qué diferencia entre Antonio
al
efpirar,
y
todos efos aparentes dichofos del. mundo
quando
muei-en !
O!
quánros duermen , por decirlo
aG
,
toda la vida! Pero ·
qué
cofa tan terrible es
n@
defperrar hafla la hora de la muerte
!
Dulcifsimo Jefus mio , prefervadme de efla defgra...
cia. No, Señor,. no haveis dilatado tanto tiempo·
~uef
tra venida' fino para darme lugar
a
que me difponga¡
a
que me prevenga para recibiros. Bendita fea ererna–
mente vueíl:ra piedad , Padre de las mifericordias.
No>
no abufaré
ya
mas de eíl:a fingularifsima gracia : defde
hoy en adefanre quiero vivir cómo fiervo que en todas
las horas os aguarda.
·
,,.
JA CU LA TORIAS.
Stulte
,
hac noEte repetent
animam
ruam d te:
qu:.e autem
parafti
,
cujus erunt
?
Lu .
20.
Gran locura el no penfar en la muerte! Eíl:,a noche, eíl:e
di:i puede fer el ultimo de
mi
vida: Y rodo lo que con _
tamo afán he amontonado, de
qui~n
fuá
defpue~? .
Vi
t·