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A D V E R T'E N C 1A.
signiOs en
6rd~n
a
la
propagacion de la fe , son los que Se compréhcndcn Cn Csb
Historia ,
la
qua! ofrece una demostracion tan
pcrfcaa
de la D ivinidad ,
y
una prue–
ba r.m evidente de la Rcligion Christi:ma , que los incrédulos no hallarán .en los fas–
ros del mundo otro exemplo igual que le puedan Contraponer , ni anificio con que
p oder eludir su gra,nde fuerza. Toda
la
antigüedad reconoce a S:m Lucas por Autor
de esta H istoria , la que escribié en Griego ,
y
tiene por rírufo :
H ecllfs de
los
Após–
tolrs;
porque en ella se refieren los de los dos principales San Pedro
y
San Pablo,
y
se roca sucinramentc
alg~na
cosa de los dcmas ; en lo que se contiene
la
H istoria
de
lad glesi3
por espaciO de
rreind
años , desde
i'a
Ascension del Salvador a los
Ciclos hasra que San Pablo salió de la prision en Roma ,
y
fué el noveno del Im–
perio de N eron. No se cuenra en ellos por menor lo que hicieron los otros en rodas
las parrcs del mundo : mas se encucnrra como en compendio lo que praél:ic:uon en
todos aquellos lugares en donde predicaron
el
Ev:mgclio. Derribaron la ·idolartb : abo–
lieron las supersticiones ·de los pueblos : confundieron las vanas sutilezas de los sabios
del siglo :
y
contra todos los esfuerzos de la Sy nagoga
y
del Paganismo hicieron
que rriunphasc por rodas partes
la
Cruz de Jesu Christo. Y siendo el principal de–
signio de Dios conducirnos por la luz6 e
Ja
fe , en cuyo obsequio debemos cauti–
' 'ar nuestros entendimientos ; tenemos en Jo escrito Jo suficiente para dar fomento a
nuesrra piedad. F uera de que no es ranro el dese: de nuestra sanrificacion, quanto
curiosidad ,
la
que nos. hace desear la
notici~de
aquellos hechos que no ha querido
el Señor que rec supiesen. Pero al mismo tiempo dispuso su sábia ProYidencia , que pu–
diescmos registrar en este Libro la caridad fen•orosa de
aquello~rimeros
fieles , la•
s:mtidad de su vida , su asistencia contínua a Ja oraeioo , el amor a la pobreza, el
desprecio de los bienes de la tierra ,
y
por último la pr:lélica de todas las virtudes
Chrisrianas
,
y
el desempeño cabal
y
perfeélo de las obligaciones que se contraen
en el Bautismo ; para que en visra de todo ello,
y
con
la
considcracion de que esta–
mos obligados a la misma santidad
y
pureza de vida , condenemos
y
lloremos en
nosotros b tibieza en que vivimos , vi{ndonos tan distantes de la perfeccion que prac–
ticaban los primeros profesores del Christianismo. Y esrc es el principal designio que
D ios ha renido en lo que nos queda escrito. El Señor que por su infinita bondad
y
misericordia se ha dignado llamarnos de las tinieblas a su admirable luz
1 ,
nos
la
co–
munique para sabernos aprovechar de los poncntosos excmplos
y
de la purez:1 de
doél:rina que se nos proponen en esta H istoria.
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La Iglesia ha rdlonocii o en todos tiempos este Libro por Canónico
y
di,•ino,
y
por ser de rama edificacion
,
dice San Agustin
2
,
lo ha acostumbrado a leer a
Jos
fie~
en sus Sagrados Congresos todos los años
,
dando principio despues de la
f
a de la Pasqua ;
y
todavía se
pr~ica
,
porque se considera esta preciosa 1-fis-
•a como una cominuacion del E vangelio ; pues si en ese se nos describe
el
gra–
•no de trigo arrojado a la tierra
y
sembrado en el campo
;
el
Libro de los 1-Ie–
ch~s
de los Apóstoles nos lo representa
y
dá a conocer como que nace , crece
y
produce colmadamenre sn fruto.
I .
Pttr.
Ir.
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In Ionmz..Traa.
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