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ADVERTENCIA
SOBRE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES.
L a
Historia de
tos
Evangelios comprchcnde la
séric
de lo
que Jesu
Christo hizo
y
padeció por la Rcdencion del género humano hasta su gloriosa Resurrcccion
y
As–
cension a los Cielos. En los Hechos de los Apóstoles se vé ya cumplida la grande
obra de los designios de Dios en el establecimiento de su
l glc5ia
y
de la Ley de
gracia, valiéndose para esto de los instrumcnros mas débiles
y
despreciables que se
conocían en el mundo. Nos ofrece una prueba muy sólida de la verdad de nuestra
J{cligion , el considerar a los principios a los Apóstoles, su condicion
y
grosería, su
rudeza
,
sus temores , su inconStancia ; mas luego que vino sobre ellos el Espíritu
Santo que les había sido prometido ' los vewos converridos en otros hombres '
'JUC
ya
no parecen de la tierra , sino venidos del Cielo. Cesan en un punto todas sus dudas
y
temores ,
y
se ven como embr" gados del Divino amor : ya no hablan como gro–
seros e ignorantes , sino que
resuelve~
y
deciden sin dudar en los puntos mas gra–
ves de la Religion , apoyando sus decretos con la autoridad de las _Efcrituras. Ha-
• eco frente a los 1ftyores trabajos
y
peligros : no los acobarda la persecucion ni
el
odio de los Judíos
y
Gentil~s:
emprenden la co.nversion de todo el mundo : se mues–
-tran llenos de zclo , comunicando a todos la luz de la verdad que
al~mbra
sus almas,
y
la llama de amor en que se abrasan sus corazones : comb:aten los errores de los
Gentiles : se cnrr:tn por las primeras Ciudades del mundo
;
y
siendo tan pocos en
número , solos , pobres , desvalidos , despreciados
y
desconocidos, destruyen la ido–
latría , persuaden a los sabios , abaren el orgullo de los poderosos ,
y
triunphando de
todo el poder del infierno , hacen ver en las •principales Ciudades del mundo , que
en medio de los mas altos
y
profundos conocimientos de
Ja
Philosophía de que ha–
cían alarde , carecían del principal que era el de un solo
y
verdadero Dios , e igno–
nban la verdad mas importante; esto es , las humillaciones de este Dios , que se ha–
bid hecho Hombre para enseñarles otra Philosophía mas elevada que la suya. Les pro–
ponen estas ''crd:ades :
lo~
convencen
j
obligan a abrazarsi con
.11
fe de un Dios cru–
cificado , a renunciar al hombre viejo ,
y
a asirse de una esperanza de bienes que no
ven ,
y
que se prometen solamente para otra ''ida que no ha de tener fin ..;:,jt')uién
creería que una
doéhin:~.
un nlleva ,
y
ran C<jlltraria a la corrupcion
y
máximas(g¿..'ij
..reynaban entónces en el mundo lo babia de arrastrar todo entero , reduciendo
los~
tendimienros de los hombres a que pusiesen coto a todos sus discursos
y
razonamien-.,
tos, para sujetarlos obsequ.iosameme a la fe que les predicaban? Un designio tan vafto,
y
su portentosa cxecucion que registramos en los rápidos progresos q11e hizo el Ev4n–
gclio , es impenetrable a las corras luces de la razon humana
;
pero se dexa entender
de los <¡uc con profunda humildad adoran los secretos de Dios ,
y
las obras de
su infinito poder
y
sabiduría.
Los medios pues de que se valió el Señor p:ua el cuinplimicnto de sus 2ltos de-
Tom. ll.
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