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SAN L UCAS.
38 Dicentes : Benediétus quí
38 Dickndo: Bendito el Rey
venít Rex in nomine Domini,
que viene en el nombre del Se-
pax in Caelo , et gloria in ex-
ñor, paz en el Cielo ,
y
gloria
celsis.
en las alturas.
39
Et quídam Pharisaeo-
39
Y algunos de los Phari-
rum de . turbis , dixerunt ad
il-
séos, que estaban entre la gente,
lu.m....:_ Magíster, increpa discipu-
le dixeron : Maestro, reprehende
lo'Pllios.
a tus discípulos.
.
40 Quibus ipse ait: Dico vo-
40 Él les respondió :
D I-
bis, quia si hi tacuerint -, lapi-
go6s, que si ellos callaren, las
des clamabunt.
piedras darán voces '.
41
Et ut appropinquavit,
\1:1-
4
~
Y quando llegó cerca, al
dens Civitatem flevit super
il-
ver la Ciudad lloró sobre ella,
lam , dicens :
diciendo :
42 Quia si cognovisses et tp,
4
¡Ah si tú reconocieses ,
y
et quid\m in hac die tua;
qu~e
siquiera en este tu .dia , lo que
ad pacem tibi, nunc autem ab-
puede traerte la paz
!
mas ahora
scondita sunt ab oculis tuis.
está escondido de tus ojos •.
43 Quía venient dies in te:
43 Porque vendrán días con-
et circumdabunt te inil\J,ÍCÍ tui
tra tÍ , en que tus enemigos te cer-
-.vallo , et circumdabunt te : et
carán de trincheras,
y
te cerrarán
coangustabunt te undique :
y
te apretarán por todas partes:
44 Et ad terram prosternent
44 Y derribarte han por tier-
te et filias tuos, qui in te sunt •,
ra a tÍ
y
a tus hijos , que están
et non relinquent
in te lapi-
dentro de
tí,
y
no dexarán en
tí
~ctem
super
lapidem : eo quod
piedra sobre piedra : por quanto
non cognoveris tempus visita-
no conociste el tiempo de tu v i-
tionis tuae.
sitacion
3 •
•
45 Et •
in~essus
in Tem-
45 Y
hab~endo
entrado en el
~-67
:z
N
o
solo los Gentiles , que se com-
~
paran
a~as
piedras , sino las mismas pie–
tiras
,
por un efeél:o maravilloso de la di–
vina omnipotencia. S.
HIERON.
in H abnc.
Ca¡. r r.
" '
Lib._r rr. pag;
35 5. Así
se
vio que en la muerte del Seño.r se desgar–
ró de alto a baxo
el
velo del Templo , se
esrremeci6 h tierra , se
hendieron
las }>ie–
dras ,
y
se abrieron los sepulcros , atesti–
guando con esta
esp~le
de grito público
la
divinidad
y
la gloria de aquel a quien se
hacia morir como
a
untfalhechor;
aun9.ue.verdaderamente era
e
'
y
de los
JudloS,el Príncipe de
toda~
"'
Na~'1es,
y
el
a Matth.
z.r.rv.
:¡,
Mar&.
.r.r.rr.:z.
]u/.-.4 XXI .
6.D ios de la naturaleza. EsTrus
ill
hrmc loe.
,.
¡O
Ciudad ingrata
,
a
quien
tanto_
he ·amado
y
distinguido entre todas
Ja~
Ciudades !
Si
ahora siquiera que vengo a
tÍ
en trage de mansísimo Cordero
y
de
Médico soberano
,
convidándote con
la
paz
y
con b salud
,
cayeses en la cuentaa
y
reconocieC.!s y admitieses a
tu
Liberta–
dor que viene a traerte iñfinitos bienes,
¿quánra seria
tu
dicha? Pero no será así:
permanecerás en
tu
obsrinacion e ingrati–
tud ,
y
eslldad ocasion al ternble casti-
go
3
qu}:~ ~j~~~s··;ido
visitada.
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Mt
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zr.r.
12.
Mar•. zi.
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II.