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que por indiscret:ls dusteridades se inhabjlita para cumplir
con los deberes de su ejercicio ó de su estado. Y para no pa–
decer engaño ni por demasiado amor
á
su cuerpo, ni poy_¡npru–
dente fc1Tor de espíritu,
acons~jan
todos los doctores,--q'ue no
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haga ninguna mortiji.cacion extra¡irdinaria, sin el dictamen
.de un sabio
y
prudente Director.
Por lo que respecta
á
las mortificaciones que exceden
á
las fuerzas de la naturaleza, es dq¡:trinajeueral que son para
admiradas
y
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parn que todos las imiten. Y pneslo que algu–
nos Santos han comido carne
y
bebido vino, aunque otros se
ha)'an abstenido -de ellos, ni sea obstaculo para clcrnrse
a
la
mas sublime santidad, el no pril'arse las cuaresmas de todo
alimento
y
bebida, ni sustentarse por algun tiempo con otro
pan que el Eucarístico, como se refiere de algunos; es induda–
ble que la practica de los extraordinarios ejercicios de morti–
ficacion, debe ser reglada por la voluntad e.spresa de Dios..
E l se ha dignado ostentar .algunas veces de ese modo su poder
y
sabiduría, inspiraadoá muchos de sus sicn·os esasesvantosru;
penitencias, sin que nos seapermitido en esta vida,
comprend~r
los fines que se propuso al ordenarlas. Y cuando no puc<le
dudarse de esta vocacion divina, no·debe impedirs« su cumpli–
miento, como lo ensefia el sabio mistico Alr arez de P az
tra~
tanda de la perfecta contemplacion en el capitulo 11 de su
tercer libro por estas palabras. "Algun os, dice, son llamarlos
"á
un modo extraordinario de vida,
y
á
practicar graneles mor–
"tificaciones ay.udados ele la gracia, superando con ella las
"'foerzas de la naturaleza concodidas al comun de !os hombres.
" No condené someter aquellos
á
las reglas orrli n:uias, sino
"dejarlos seguir
a
Dios que manifiestamente los llama,
y
aflo–
''.jal'!es las riendas que sujetabau su espíritu, para que
obede~" can
á
la di1•ina l'ocacion." U no de esos extraordiuarios pem–
•tentes foé sin duda el Iliena"entnrado P orres.
Se ignora de que modo se u¡ortificaba mientras estubo
en el siglo, pero no debe dudarse de que se
n~ortificaria,
puesto
que era tan dedicado á orar,
y
que pracLical;ia las demas \•irlu–
. des.
A
mas de esto,.sus
penit~ncias
e.xcesirns desde su ingreso
· en fa relijion, s11ponen ,que
á
jo menos practicaba ·algunas .do
antemano. Referiré .las que constan del proceso,
y
que D10
permitió. que se supiesen fuera .de l¡i.s qun ignoramos.
J.amas se ,cubrió la cabeza,
y
tanLo en el estio como en
el im·iemo, cuando salia del c011\' ento, Ile"aba el sombrern col–
gado sobre la espalda. Y 8i de esta modo adoraba
a
Dio• con
el mas profüftdo respeto,
cons~rlcraqdole.
present-e a sus
accie1~,