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- -99..-

que por indiscret:ls dusteridades se inhabjlita para cumplir

con los deberes de su ejercicio ó de su estado. Y para no pa–

decer engaño ni por demasiado amor

á

su cuerpo, ni poy_¡npru–

dente fc1Tor de espíritu,

acons~jan

todos los doctores,--q'ue no

8C

haga ninguna mortiji.cacion extra¡irdinaria, sin el dictamen

.de un sabio

y

prudente Director.

Por lo que respecta

á

las mortificaciones que exceden

á

las fuerzas de la naturaleza, es dq¡:trinajeueral que son para

admiradas

y

110

parn que todos las imiten. Y pneslo que algu–

nos Santos han comido carne

y

bebido vino, aunque otros se

ha)'an abstenido -de ellos, ni sea obstaculo para clcrnrse

a

la

mas sublime santidad, el no pril'arse las cuaresmas de todo

alimento

y

bebida, ni sustentarse por algun tiempo con otro

pan que el Eucarístico, como se refiere de algunos; es induda–

ble que la practica de los extraordinarios ejercicios de morti–

ficacion, debe ser reglada por la voluntad e.spresa de Dios..

E l se ha dignado ostentar .algunas veces de ese modo su poder

y

sabiduría, inspiraadoá muchos de sus sicn·os esasesvantosru;

penitencias, sin que nos seapermitido en esta vida,

comprend~r

los fines que se propuso al ordenarlas. Y cuando no puc<le

dudarse de esta vocacion divina, no·debe impedirs« su cumpli–

miento, como lo ensefia el sabio mistico Alr arez de P az

tra~

tanda de la perfecta contemplacion en el capitulo 11 de su

tercer libro por estas palabras. "Algun os, dice, son llamarlos

un modo extraordinario de vida,

y

á

practicar graneles mor–

"tificaciones ay.udados ele la gracia, superando con ella las

"'foerzas de la naturaleza concodidas al comun de !os hombres.

" No condené someter aquellos

á

las reglas orrli n:uias, sino

"dejarlos seguir

a

Dios que manifiestamente los llama,

y

aflo–

''.jal'!es las riendas que sujetabau su espíritu, para que

obede~" can

á

la di1•ina l'ocacion." U no de esos extraordiuarios pem–

•tentes foé sin duda el Iliena"entnrado P orres.

Se ignora de que modo se u¡ortificaba mientras estubo

en el siglo, pero no debe dudarse de que se

n~ortificaria,

puesto

que era tan dedicado á orar,

y

que pracLical;ia las demas \•irlu–

. des.

A

mas de esto,.sus

penit~ncias

e.xcesirns desde su ingreso

· en fa relijion, s11ponen ,que

á

jo menos practicaba ·algunas .do

antemano. Referiré .las que constan del proceso,

y

que D10

permitió. que se supiesen fuera .de l¡i.s qun ignoramos.

J.amas se ,cubrió la cabeza,

y

tanLo en el estio como en

el im·iemo, cuando salia del c011\' ento, Ile"aba el sombrern col–

gado sobre la espalda. Y 8i de esta modo adoraba

a

Dio• con

el mas profüftdo respeto,

cons~rlcraqdole.

present-e a sus

accie1~,