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lilgal'es
<te
la Escritura pnl'a el mismo fin. Por el SaÍt110
3.t y
G~,
·y
p
or elcap.
l.
o del Lib.
l.
0
de los
Paralipome.n.o~
sabe–
lnO
"ILJ.Ueel Rey David mortificaba su cuerpo con c1hc1os: lo
mi
s1fi'á hizo el Rey Joran cuando en unacrnel hambre supo que
cierta madre babia comido
:í
su hijo segun se lee en el Lib
ro delos
R eyes cap. 6: los Sacerdotes cubrieron sus
carnes con
eil.icíos,
luego que Ilolofernes sitió
á
J3etulia, como
cons.tadel
Libro 4
de los Reyes cap.
1
\'erso 9;
y
los Profetas
predicando la pe–
nitencia, rcéomen<laban los cilicios.
Ccñios
tle
cilicios,
ff¡lañid
!f aullar,porque
110
se
ha
apartado de nosotros la 'irá del
f
urw
.qelSeíl.or,
gritabaJeremias, lo que puede verseen el cap. 4
•'ei·s.
8
de sus profocias:
y
que J\'[acabco con sus compañeros de armas
l'ienclo acercarse sn enemigo, postrados en la grada del altar
para que el Señor los socorriese, echaron tierra sobre sus ca·
bezas,
y
cirieron sus lomos con cilicios, se dice en el segundo
Libro de los Macabeos cap.
10
vers.
215.
Pero debe saberse
que los cilicios de aquellos tiempos, eran un vestido aspero de
pelos de cabras
ó
de camellos sobre las carnes, como el que
usaba
el
Precursor de
J
esn-Cristo,
y
que solo hace como cuatro
siglos poco mas
o
menos, que se inventaron cilicios de fierro
ó
de otro metal.
·
De la disciplina, como mortificacion corpornl, no se
hace menc'ion ni en la Escritura, ni en los primeros siglos de la
Iglesia; pues aunque en el salmo 2 se lee la palabra disciplina,
significa en ese lngar la ensei'1anza, respeto
y
obediencia
á
la
Ley del Seiior. Tambien San Cipriano exhortan<lo
a
las Vir–
j enes, nombra la disciplina; pero entiende por ella el vestido
honesto y la modestia que deben tener las que se han
!)011SU·
grado enteramente
á
Dios. Sin embargo, algunos autores es–
ponien~lo
estas palabras de San Pablo_en sn primera. E pistola
a
los Corintios, cap.
!)
v_ers. 27.
Castig·o mi cuerpo y lo pongo
en Stl"IJU!umhre,jJorque no acontezca que habiend
o predicudo
á
fitros me haga yo mismo ,.eprnhado;
opinan que el
Apost.olmul–
tra~aha
su cuerpo con golpes: pero San J eronimo
en su Comen–
ta
n o
~le
esta :Epistoh, San Ambrosio esponicndola, y San
Agn.strn m:t su tratado <lel nuevo cantico dicen, que el Santo
cast1gab~
su cuerpo con los ayunos, los trabajos, el h ambre, la
sed, el fno
y
la clesnurlez, cuy·a interpretacion es tomada de
otra_¡; palabras del mismo Apostol que se leen en su •e"'tmda
Epístola
a
los Corintios, cap. 6 vers. 5. Lo que no puecl
0
e du·
darse es, que en los mas antiguos monasterios, se imponía
la
pena de azotes
á
los monjes que caían en alguna culpa nota–
ple; Yque segun los canoiles penitenciales, se postraban algu-