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una corta m enori:r--de una menorb extensa--de una mayorfo.--·:!ei' genet'o huma
no. Asi se adelanta el grnn p rogreso, hasla que l os niiios d e las escuebs se
rien d e
Ia
jerga que engan6
a
Bacon,
y
los curas de aldea condenan
Ia
ilihe–
i-alidad
e
intolernncia dcl Cardenal Ximenez.
Vieudo que, p or con.fesion d e los mas obsLinados enernigos de las innova–
ciones, nuestra raza has ta ahora ha estado casi cons tan tcmente adelantanclo eQ
saber;
y
no advirtiendo ningun motivo para creer quc, precisamentc en el
m omc:nto en que he venido al mundo, sc haya efectuarlo un cambio en las
fo–
cultacles de
la
mente humana,
o
en
cl
modo <le cl escubl'ir
la
verdad,-pertencz–
c:o
a
los reformaclores, m e coloco al l ado d e! progrcs::>. De
10 1
grandes adehn–
tamientos que ha hecho
la
sociedad e nropea <lur:mtc los cua tro ultimas siglos,
infie1:0--no que ya no hai lugar para mejoras--sino que en toda ciencia digna <le
cste nombre, pueden aguardarse con coufini'\za m ejoras il1mensas.
Empero las mismas cousicleraciones que me inclucen
a
mirar acia debnte
I
eon viva esperanza respectO U lo futnro, me impiden miTar acia Otras con dcs-
precio relativamente
a
lo pasaclo. No me li songeo co n l a nocion d e que h emos
llegado a la perfeccion,
y
de que no h::li mas verdades q :1e iil\'es tig:ir: c1·eo que
.somos mas sabios que nuestros antepa saclos;
y
que nuestra posteridad nos ha de
,oJn-epujar . S eria una grose1·a inj ustic ia en nuestros nietos hablar de nosotros
COJl
d esp1·ecio, meramente p orque nos han d ejaclo atras- - lla inar n ecio
a
Watt por–
que puedan <lescubrirse fue1·zas 1necanicas quc suhstituyan con ven toja al vapor-
6 moforse d e los esfuerzos que en nuestro tiempo se han hecho para mejorar
la
disciplina d e las c:irceles, 6 pa1·a il ustrar los enlenc1imiento.; cle l os pobres , por–
q ue futures fi]antropos puedan idear m ejores lugares cl c c1etencion que el p::ln6p–
tico de Benth<lm,
y
mejo 1·cs esc11elas que las d e Lnncas ter. Pnes como quisiera–
mos que nos j11zgasen nuestros desccncli entcs, asi clehemos juzgar
a
nuestros pa–
d res. Para aprccia1· correctnmenle sus m e ri tos, es precise pone n1os en su situa..:
cion apal'tor temp01·almen te de nueslra m ente todos aquellos conocimientos que,
pa r mas solici tos que faesen en la invcstig aci o n de la vercla!l, ellos no puc1ie.
ro n poseer,
y
que noso tros p o r n cglige ntes qnc
s e~unos,
110 poclemos m enos
d e tener. No solamente ern d ifi c il, sino absol ut::ime nte imposible, hace
closcie1~tos anos,
:i
l os hombres mejores
y
mas grandes, se r lo que un sugeto acloce–
nado pue<le ser faci lmeute,
y
hnsta
d ebe
ser n ecesari a m entc, en nuestros dias.
Cosa harto durn es que lus bene fac tm·es de la especie hnman::l , clespues de h::l.–
ller siuo ultrajaclos por l os imbSc iles de su gencracion
a
causa de que ib.:m d t;–
masiado le jos , sean t nmbien menosp1·ec iaclos por l os imbec iles de
la
siguienlc
ge neracion
a
cansa de quc no fuer01 1 bastante l ejos
!
La verclad se halla entre
<l.osabsurclos ex t1·emos. E n un l aclo es ta el quietista
que al ega
la
salii.clJida de
nu~stros
abael os cumo una n1zon p arµ no hact!r lo
que el!os en nue.>trO lugar hubiernn siJo }Os primerOi
a
efoctuar-que
SC
oponen