Table of Contents Table of Contents
Previous Page  85 / 162 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 85 / 162 Next Page
Page Background

_,5_·

una corta m enori:r--de una menorb extensa--de una mayorfo.--·:!ei' genet'o huma

no. Asi se adelanta el grnn p rogreso, hasla que l os niiios d e las escuebs se

rien d e

Ia

jerga que engan6

a

Bacon,

y

los curas de aldea condenan

Ia

ilihe–

i-alidad

e

intolernncia dcl Cardenal Ximenez.

Vieudo que, p or con.fesion d e los mas obsLinados enernigos de las innova–

ciones, nuestra raza has ta ahora ha estado casi cons tan tcmente adelantanclo eQ

saber;

y

no advirtiendo ningun motivo para creer quc, precisamentc en el

m omc:nto en que he venido al mundo, sc haya efectuarlo un cambio en las

fo–

cultacles de

la

mente humana,

o

en

cl

modo <le cl escubl'ir

la

verdad,-pertencz–

c:o

a

los reformaclores, m e coloco al l ado d e! progrcs::>. De

10 1

grandes adehn–

tamientos que ha hecho

la

sociedad e nropea <lur:mtc los cua tro ultimas siglos,

infie1:0--no que ya no hai lugar para mejoras--sino que en toda ciencia digna <le

cste nombre, pueden aguardarse con coufini'\za m ejoras il1mensas.

Empero las mismas cousicleraciones que me inclucen

a

mirar acia debnte

I

eon viva esperanza respectO U lo futnro, me impiden miTar acia Otras con dcs-

precio relativamente

a

lo pasaclo. No me li songeo co n l a nocion d e que h emos

llegado a la perfeccion,

y

de que no h::li mas verdades q :1e iil\'es tig:ir: c1·eo que

.somos mas sabios que nuestros antepa saclos;

y

que nuestra posteridad nos ha de

,oJn-epujar . S eria una grose1·a inj ustic ia en nuestros nietos hablar de nosotros

COJl

d esp1·ecio, meramente p orque nos han d ejaclo atras- - lla inar n ecio

a

Watt por–

que puedan <lescubrirse fue1·zas 1necanicas quc suhstituyan con ven toja al vapor-

6 moforse d e los esfuerzos que en nuestro tiempo se han hecho para mejorar

la

disciplina d e las c:irceles, 6 pa1·a il ustrar los enlenc1imiento.; cle l os pobres , por–

q ue futures fi]antropos puedan idear m ejores lugares cl c c1etencion que el p::ln6p–

tico de Benth<lm,

y

mejo 1·cs esc11elas que las d e Lnncas ter. Pnes como quisiera–

mos que nos j11zgasen nuestros desccncli entcs, asi clehemos juzgar

a

nuestros pa–

d res. Para aprccia1· correctnmenle sus m e ri tos, es precise pone n1os en su situa..:

cion apal'tor temp01·almen te de nueslra m ente todos aquellos conocimientos que,

pa r mas solici tos que faesen en la invcstig aci o n de la vercla!l, ellos no puc1ie.

ro n poseer,

y

que noso tros p o r n cglige ntes qnc

s e~unos,

110 poclemos m enos

d e tener. No solamente ern d ifi c il, sino absol ut::ime nte imposible, hace

closcie1~tos anos,

:i

l os hombres mejores

y

mas grandes, se r lo que un sugeto acloce–

nado pue<le ser faci lmeute,

y

hnsta

d ebe

ser n ecesari a m entc, en nuestros dias.

Cosa harto durn es que lus bene fac tm·es de la especie hnman::l , clespues de h::l.–

ller siuo ultrajaclos por l os imbSc iles de su gencracion

a

causa de que ib.:m d t;–

masiado le jos , sean t nmbien menosp1·ec iaclos por l os imbec iles de

la

siguienlc

ge neracion

a

cansa de quc no fuer01 1 bastante l ejos

!

La verclad se halla entre

<l.os

absurclos ex t1·emos. E n un l aclo es ta el quietista

que al ega

la

salii.clJida de

nu~stros

abael os cumo una n1zon p arµ no hact!r lo

que el!os en nue.>trO lugar hubiernn siJo }Os primerOi

a

efoctuar-que

SC

oponen