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Las restricciones
l egales, que habian sido adecnadas al objeto ·para el cuar
fueron dispuestas, mientras el soberano perman ecia siendo dependiente de sus
subditos,-ahora fueron halladas incficaces. Los cliques que babian sido sufi–
cientes mientras las aguas estaban bajas, no eran bastante elevaclos para con–
tener· esta extraordinaria marca . Sohre ellos pas6 un diluvio ·
y a
tenor de la
frase aplaudida de Butle r, los formales limites que le habian excluido, abora
sirvieron para contene rle dentro . Tuvieron las vi ejas Constitucio nes el mismo
d estino que los viejos broqu.el es
y
cotas de malla: eran las defensas de una
edad tosca ,
y
servian bastante bien contra las arrnas de una tosca edad · pero
se inventaron nuevos
y
m as formi dables medios de destruccion: la an tigua pa–
noplia se hizo inutil-fue arrojada pues
a
enmohecerse en desvanes , 6 fue saca–
da alguna vez corno aparato de alguna frivola procesion.
De est<:' modo se es tableci6 en el Continente la monarquia absol uta. Esca–
p6 Ingl a terra
a
duras pcnas. Su situacion insular,
y
la politica pacifica de
Di. go
1 .
0
,
h icie ron
a lli innec esarios
los ejerci tos permanentes
hasta tanto
que ya habian sido durante algun tiempo rnantenidos en los rei nos vt:cinos . Sus
e ~ tadi
tas tuvicron oportunidad para obser var los e fectos producidos por un
camli io de tanta magnitud, 60br.e formas de g obierno que tenia n estrecha ana-
1ogia crn el que se b a llaba establ ecido e n Inglaterra. Vieron por todas partes
el p ode r d el
n~ona1·ca
acrecentando -la resistenci a de asambl eas que no se
hallaban sosteniclas p or una fue_rza nacional, ha.ciendose gr adualmente mas Y
nias flaca,
y
al fin cesando enteramen te . Los amigos
y
l os enemigos de la li–
J.:ie rtacl p ercibi eron con igual claridad
l as cau a
de es ta gene1·al decadencia.
I;:ste era el t em a fa"1"ol"ito d e
S t
ref
ford,
cuando aconsejaba
a
Carlos
1. 0
que sa–
case de los jueces un reconocimi.:nto d e su derecho para l e"·antar
a
su discre–
cion un egerci to ;
di cie ndol ~-<<
Esta pi eza blen fortifi c ada , p a ra siempre ,.incli–
ca a la mor:i:nqula d e
d ebajo las c o nd icione
y
rest1·icciones .de los subd itos.»
T enia razo n . Aun cuando n o
se hubi ese fo1 m ado un formal plan de gobier-
110
arhitrario po r el soLe rano ,
y
sus ministros , habia mucho motivo para temer
una e ·tincion natu ral
t.l c la Constl.tuciou. Si , por egemplo , Carlos hubiese re –
p; ·esentado el p a pcl de Gustav-.i Adolfo-si huhi ese conduciclo una guerra popu-
1a r en ·o obgeto f uese la d efensa d e la c:.u a protestante en Alemania-si hubie–
se contentado el orgullo de s u nacion por rneclio de una serie de
"·ictoria6--si
hubiese formado un egercito de
4o
6 So mi.1 hombres adictos
a
SU
p ersona-no
veo que posibi Ii dad tenia la lngla ter ra de esc a pa r al despotismo. Apagnda aque–
Ila antorcha que en meclio d e l a Europa esclavizada, ha conser"vado una cente–
ll a dd fu ego sagrado ;
i
qui en puecle imagi n ar has ta que pun
to
habria bajado el
comun envilecimiento de los pueblos!