Table of Contents Table of Contents
Previous Page  90 / 162 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 90 / 162 Next Page
Page Background

-80-

Las restricciones

l egales, que habian sido adecnadas al objeto ·para el cuar

fueron dispuestas, mientras el soberano perman ecia siendo dependiente de sus

subditos,-ahora fueron halladas incficaces. Los cliques que babian sido sufi–

cientes mientras las aguas estaban bajas, no eran bastante elevaclos para con–

tener· esta extraordinaria marca . Sohre ellos pas6 un diluvio ·

y a

tenor de la

frase aplaudida de Butle r, los formales limites que le habian excluido, abora

sirvieron para contene rle dentro . Tuvieron las vi ejas Constitucio nes el mismo

d estino que los viejos broqu.el es

y

cotas de malla: eran las defensas de una

edad tosca ,

y

servian bastante bien contra las arrnas de una tosca edad · pero

se inventaron nuevos

y

m as formi dables medios de destruccion: la an tigua pa–

noplia se hizo inutil-fue arrojada pues

a

enmohecerse en desvanes , 6 fue saca–

da alguna vez corno aparato de alguna frivola procesion.

De est<:' modo se es tableci6 en el Continente la monarquia absol uta. Esca–

p6 Ingl a terra

a

duras pcnas. Su situacion insular,

y

la politica pacifica de

Di. go

1 .

0

,

h icie ron

a lli innec esarios

los ejerci tos permanentes

hasta tanto

que ya habian sido durante algun tiempo rnantenidos en los rei nos vt:cinos . Sus

e ~ tadi

tas tuvicron oportunidad para obser var los e fectos producidos por un

camli io de tanta magnitud, 60br.e formas de g obierno que tenia n estrecha ana-

1ogia crn el que se b a llaba establ ecido e n Inglaterra. Vieron por todas partes

el p ode r d el

n~ona1·ca

acrecentando -la resistenci a de asambl eas que no se

hallaban sosteniclas p or una fue_rza nacional, ha.ciendose gr adualmente mas Y

nias flaca,

y

al fin cesando enteramen te . Los amigos

y

l os enemigos de la li–

J.:ie rtacl p ercibi eron con igual claridad

l as cau a

de es ta gene1·al decadencia.

I;:ste era el t em a fa"1"ol"ito d e

S t

ref

ford,

cuando aconsejaba

a

Carlos

1. 0

que sa–

case de los jueces un reconocimi.:nto d e su derecho para l e"·antar

a

su discre–

cion un egerci to ;

di cie ndol ~-<<

Esta pi eza blen fortifi c ada , p a ra siempre ,.incli–

ca a la mor:i:nqula d e

d ebajo las c o nd icione

y

rest1·icciones .de los subd itos.»

T enia razo n . Aun cuando n o

se hubi ese fo1 m ado un formal plan de gobier-

110

arhitrario po r el soLe rano ,

y

sus ministros , habia mucho motivo para temer

una e ·tincion natu ral

t.l c la Constl.tuciou. Si , por egemplo , Carlos hubiese re –

p; ·esentado el p a pcl de Gustav-.i Adolfo-si huhi ese conduciclo una guerra popu-

1a r en ·o obgeto f uese la d efensa d e la c:.u a protestante en Alemania-si hubie–

se contentado el orgullo de s u nacion por rneclio de una serie de

"·ictoria6--si

hubiese formado un egercito de

4o

6 So mi.1 hombres adictos

a

SU

p ersona-no

veo que posibi Ii dad tenia la lngla ter ra de esc a pa r al despotismo. Apagnda aque–

Ila antorcha que en meclio d e l a Europa esclavizada, ha conser"vado una cente–

ll a dd fu ego sagrado ;

i

qui en puecle imagi n ar has ta que pun

to

habria bajado el

comun envilecimiento de los pueblos!