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Q/llO
impe1•
io.soC inmoral:
poclia:i pre e Y<l t'
a
}a
capital Cle
los borrOl·es de
Jn
rnpifia, carniceria,
y
l asciria.
~1as
sus esperanzas de una Yicto1·ia sin mancha
como su causa-de una r econciliacion que pucliese reanucl a r l os corazones de 1os
hombres honrarto para la cle fensa cl el bien publico-de tranqu i1iclad cluradera–
Je temp1acla libertad-yacian scpultadas en la tumba cle Hampden ....
Se ancion6 lo que en el
l engua~e
pu.rita nico Je aq11ella cpoca se llam6
«Or–
denanza de abnegacion-pro pia
(
self-dcny·ing ordinance),
·
el egercito
foe
reor–
ganizaclo: medi<las llenas cle p eli g ro; p ero el Parlarnento no tenia mas eleccion
que ln clel peligro m enor . En cualesquiern circunsta nci as poclia preferirse Crom–
w ell
a
Carlos: mas no exi tia compa rac ion entre Cromwell,
y
Catlos -victo–
rioso-C;irlos r estaurado-Cai·l s habilita do p a ra engrasar
a
t odos los l1 ambrien–
t os jueces de su l1ipocrita orgullo
y
de su r encor v el a do en sonrisa. La primera
-visita de Su Mngestad
a
SU
jieles
Comunes hubicrn sido mas seria que In pasn<la
C0l1
q•te }es
Ji onr6. m as se1·in que aquella que
l es h izo
SU
general aJgunos
an os despues . No se bubi era el
R ei
con t entndo con agarrar por el pescuezo
a
M arten,
y
con rogar
a
Dios que le li brase d e Vane. Si , p o r fatal
y
des;iten–
t.ado procedimiento ' no l e queclaba
a
Jn gl a t erra nias que elegir entre tiranos, el
nltimo ti rano que deLia h ab er escogiclo era Carlos.
D el
temor cle cste
pc
imo d e los m al es fu eron pronto libert::id as las
Cam:mu
p o r
su
n ucvo gc fe . L os ege rcit05 de Carlos fueron p o r
t orlas panes d errotados ·
su'
fonalezns asaltadas; su pnrticlo humillado
y
s ubyugado. El
R ei
mismo cayo en
rnan o5 d el Parlamento;
y
t nnto aquel como
6
te , p ronto ca ·eron en• manos del
<-gercito. La suerte d e ambos cantivos
fnc
ln
1nism::i : aml:os fueron
t ratados al–
t c-rn ati vamC' n t c con r cspc o
y
con insulto. Al
fin,
l a vicla natural del uno,
y
la
v i:h
politica c1 el otro
t
rmin :iron con d o1encia,
:r
nc1u cl p od cr p o r el c:ial nm–
hos habi a n lucha clo,
fue
un ido en una sola mano . Los hombres naturalmente sim–
p nt iznn
C 'Jll
fos cal:Jmicfodes de los indivicluo:;
j
perO Se h alla n
inclinaclos
a
mi-
1'G/'
a
w1
pm·t irlo caido con d csp rerio
mns
bien
que
con
la
t ima.
A si
el
infor~u
n io
c
nvir ti6 al mas g1·ande d e
l os Parlamentos en
la
vilipendiada rabad illa
(1·wnp );
y
al peor d e los Reyes en el bendito martir .
El
ilustre escritor Halla m ("') d ecididamente c ondena la muerte dada
a
Carlos .
Plen amente convengo con cl e n pensar que
"un gran cisma social , coma la guer -'
rn
civil, no debe confundirse con una tl'aicion ordinaria;
y
que el vencido de–
be scr tratado
ri
tenor de las rflglas-no d e la mnnicip al- sino de
la
lei
inur–
n acional . "
En
el caso prescn te la
cli ~ tincion
e ra <l e m enos importancia; porque
t anto la una como
la
ot~·a
estaban
a
favor de Carlos . Por la primera,
era
un
L
•
•
•
J
s·
'l
des-
p ri$i01let'
de guerra: por la segunda, un re1 ; por n1nguna, trau or .
1
e
'
(') Hallam: Con$titutio11al hi-story of England.