-~h- .
fuerza hahia levantado.
y
no aludo solament"e
a
1;
potencia material,- sino
trim–
J)ie n
a
la
m o ral coacc ion .
Lo peo1· <le todo es, que el e fec to de l as ·animosicla<les violentas entrc los pur–
tiJos ha sido siempre una tri s tc
y
vitupe r;:ible inJifer encla con respecto
a
la fe–
IiciJad y honor del E s tado. Un p :>litico , cuando arden las facciones , se intere·a–
rio poi· el pueblo
a
que p e rte n ece-sino p or la pequeiia seccion
a
la cual se ha
a£iliaclo. L os d e1nas son,
a
SUS
ojos , ex tra nge ro -encrnigos-piratas. La mas fuer–
te aversion que puecla sentir cicia cualc1uier p oller exnangero, es el fervor de la
amista J si se compara con cl 6Jio
y
r e p ngnancia que expe ..ime n ta aci a aqucllos
enemi gos d omes ticos con qui en es se halla e n cen·ado en un estrecho recinto-con
quienes vive en un con stante ti·ueque d e ruioes injurias y m Pzquinos i"nsultos-–
y
d e quienes en el dia d e sus t1 iu n fos , tie11e que temer seYeridades mucho mas
aflictivas qae aquelln;; que impusiese un conquis tador yeniclo cle pais l ejano.
Asi,
en la Grec ia , e ra pun to <le hono1· pat a un h o mbre el a b a ndonar su pais y adhe–
rirse
i
su partiJo. J'i ingu n ciucladano a rist6crata de Samos , 6 de C orcyra
~
hu–
bie1·a trepi cb<lo eu implorar el a uxilio d e Laced emonia: la mucheclumbre, por
el
contrario, se ponia baj o l a p i·o tecc iou J e Aten:-is .
En l os E stad os it:ili a n os d e l os sig los X ill
y
XIV, por
Ia
misma causa, nin.o
guu indi viduo e1·a tan Florentinq 6 Pisano , coma Ghihclino 6 Giielfo. Se pue–
de poner en ducla si h abia uno s::>l o que escrup L1lizara en l evanta1· d e Ia d epresion
i
SU
par tido ' abr ien.clo l as puc r tas cl e
SU
ciudad n aliva
a
una
fu erza Aragonesa
6 Francesa. Du1·ante las co11mociones
a
que di6
luga r Ia revoluc ion <le Francia,
los rep4l.ilicanos d e todos los
pai~es
d e E uropa es taban impac ien tes
}JOr
ver vpa–
rece1· enti·e ellos los
ejcrc ito~
de Ia C on ve n cion
y
d el Directorio: go zandose en
derrotas que humilla ban
y
p oni a n en p eli g 1·0
i
aq uellos que mi1·aban como su>
p eores enemigos-sus p ropios gobernantes. Los principes
y
nobles franceses, por
otro la:lo, prac ticaron l os 1nny o res e;fue1·zos p ara
introclucir en Paris
a
inYa–
soi·es extran.geros .
t'.
Y
qui en no r ccue1·da con h o .-ro r aquella ye rgo nzosa epoca
en que un partido llamado con sacrilerra antifras is Apos t6 lico, inyocara, con
•
•
b
~xLto
h a rto dolornso
y
sangriento, el infame apoyo de cien mil bayonetas Ii-.
berticiclas
"?••.• ("' )
PoL· otro lado' si un p eriodo de guen·a civil es eminentemente favorable pa–
i·a el de5ano1lo de talentos vivaces
y
activos; si forma una clasc de hombre&
astutos, invcntivos, vig ilantes-de hombr es cuya destrcza
triunfa de l::is mas
embarazosas COmbinaciones rte c'Lr
•
'
'
• d
•
.
cuns tanc1 as,
y
cuyo inst1nto presag1a or, n1n-
gun signo de los tiempos' ningun incipiente c ambio de opiniones publicas
pue~
de eludir ·
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b ·
d
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·
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am ien
emas1a o c1erto que es est::icion impropia para las fir-
( •) N ota
19.a