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Tiierno
<le este, 6 sea
el
egercicio d el poder n ecesi:irio
para
consegu1 r el o'bgeto
de su formacion Un sobe rano es llamn<lo
constit ud onal ,
cuan<lo una cons Litu–
cion ha fijado limites p osi ti vos al ege rc icio d e su a uto ridad , sea en la r epresen–
tac ion sea en el gobierno d el Estaclo ( ")
El poder
y
autorida J. de la sobernn ia se deriva, con e fec to de la nacion–
cuando no por una ins tiLUci on posiLi va -a l o m enos po ;· su tacito reconocimien–
to
y
obediencia. La nacion puede tr::in s feri1-l a <le una m a no
a
Olra'
alterar
SU
ft>rma, constitu irl a
a
su ::irhiLrio. E lla es pu es
originariamcnt e
el sobcr a no.
(~)
Pero lo mas comu n es d a r este n omb1·c al gefe
o
cuer po que , inclepcnd ientc <1e
cualqni er o tra persona 6 corporacion , si no cs d e l a enlera comunida<l, 1·egula
el ejcrcicio de todas las autoridades constitn idas'
y
da l eye
a
todos l os ci uda–
daaos, esto es,
a
todos l os mi embr os d e
la
aso ciacion ci vil. D e a cp1i se igne
que el pocler l egi slati ,·o es
actual
y
esencialmeme
el soberano . E te pod er pue–
dc estar constitui do d e Y<h ios m odos : e n un a persona , como en las monarquias
aLsol utas; en un scnaclo c1e nobles 6 d e propictarios, com o en l as aristocracia ;
en una 6 mas cam:nas, de l as cunl es una por l o m cn os es d e cliputnc1os
cl
l pue–
blo , como en las d emocracias puras 6 m ixtas · en una asamb ea compucsta de
todos los ci ud adanos que t ienen derecho de su fragio , como en las repi1hlicas a n–
ti guas; en el principe , yen u na 6 mas c:\maras, com o en 1as m on nr q ubs cons–
tituc '.onalcs, q ue segun el n um ero
y
composicion d e aqucllas, puecl en p ar tici–
pa1· de la aristoc1·acia, clemocrac ia , 6 de amba5. En las m ona r qnias de esta es–
pccie se supone qne l a
sancion r tigia
es l a que c1a vigo r
y
fuerza cl e l eyes
i,
lo'
acuerc1os d e las asambleas l egislati' as ;
y
por consiguiente el princi pe ti ene en
cllas
el
titulo, nunqne no el poc1er de soberano.
E l principio d e l a soberania d el puebl o , segun l a justa expresion de un c!•
critor, se enc uentra siempr e mas 6 menos en
cl
fondo d e casi tocla s las insti tu–
ciones humnnas ; pero a lli queda orclinariamcnte c omo enterrndo. Se le obedece
sin reconocerl e ·
o
si al guna vez ncon tcce que se l e saque a l uz por un m omen–
ta, se apr suran
a
r ehun cl irle en l as tinieblas clel santuario. La voluntad na–
cional es una de las pal ahras d e q ne l os inLri gan tes de todos tiernpos
y
los d es–
potas de todo los siglos, ban abusac1 o mas ex tensamcnte. Los unos h an vi sto su
ex presion en l os su fragios comprados de algunos age ntes del poder · los otros en
los votos d e unn mi noria intercsacla 6 temerosa;
y
hay tambien qu ie nes la ha–
yan de cubier to enteramcnte formula d a en el ilencio d e
l os
puebl os, p ensando
que d cl
lie lio
de l a obediencia n acia para ellos el
derecl10
d el m nnclo.
Entre la mayor parte de
l o~
pueblos es te p r inci pio perm a nece o culto
Y
es–
teril' por causas de var ias especies. En las monarquias represen t:ttivas de Eu-
(•
J
Yattel; K tuber: Ke nt; B ello:
~e.