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ENTRETENfMIENTOS
Pero¿ por qué prodigio usarán siempre con
prudencia de la victoria, tan propia para
embriagar de soberbia, y vanidad
:í
los hom–
bres mas moderados , y mas siendo dos pa·
siones , que no tienen temor de violar las
leyes de los-derechos humanos, y verter tor·
rentes dé sangre? Poco contento Scsostris
con reynar en Egipto, violenta las sabias le–
yes, de que os acabo de hablar. Medita la
conquista de la Asia , y nada se resiste
:í
los
Egipcios, sobrios, laboriosos, templados,
y
valientes, que
annó
para que sirviesen
á
su
ambician injusta. Victoriosos sus solda–
dos , toman los vicios, y costumbres de
los
Pueblos que han vencido; y afeminados ya
estos hombres por la lascivia, y las riquezas,
llevan
á
su patria los despojos del Oriente.
Admirado
el
Pueblo de un espectáculo, que
descubre el fruto de la ambician, y la avari–
cia , cree haber llegado al término de la pros–
peridad , y de la gloria. Removida la virtud
en todos los corazones , se dispone
:í
aban–
donarlos ; y en medio de las éanciones de
alegría, y de triunfo , empieza en
el
Egipto
su castigo. Un presuntuoso descuido
rcldxa
los resortes del Gobierno , sienJo destruidos
por las pasiones ro.:los los establecimientos
antiguos. Esclavos ya de una suerte
que
les
oprimia , los sucesores de Sesosrris se hicie–
ron tiranos, lascivos, y tanto mas terribles,
quan-