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Terce-ra objecion.- •Dios
es un ser de tal modo
«
bueno, que no
~e
le puede concebü· mejor; por con–
" siguiente un ser que impidiese el pecado i,ería me–
«
jor que aquel que no lo impide; luego si el mun–
«
do fuese gobernado por la providencia de un Diós
«
infinitamente bueno, el mal no existiría sob1·e la
«
tierra.»
La bondad es una perfeccion de Dios, gue no de–
pende de ningun modo, por su valor intrínseco y su
carácter de infini.iad, de
b
que de él se deja sentir
respecto de los hombres. Dios no puede obrar há–
cia las criaturas segun toda la extension de su bon–
dad, puesto que esto sería <larles la medida del infi–
nito, lo que es imposible. Desde luego es necesario
que el mismo determine un grado cualquiera de
perfeccion en sus criaturas, y cualquiera que sea
este grado, Dios no es ni menos bueno
ni
mejor en
sí mismo.
C11arta objecion.- @La
permision del mal moral
«
repugna
á.
la santidad de Dios, la santidad que es
«
un atributo al cual conhadice directamente el pe–
• cado; luego la existencia del mal moral no puede
«
conciliarse con la providencia de un Dios infini-
• tamente perfecto.»
La santidad exije que el Ser Santo no -cometa ní
apruebe el pecado; no impedir la comision del pe–
cado, no es ni cometerlo ni aprobarlo, por consi–
guiente no hay en esto nada que hiera la santidad
de Dios.
Q1.inta
objecion .- «Hay
un número de hombres
«
que encuentran en sus disposiciones naturales y
«
en las circunstancias en que están colocados una
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especie de inclinacion casi invencible al mal; lue–
«
go tal condicion no puede conciliarse con la per–
«
feccion de Dios y especialmente con su justicia.»
O estos hombres tienen el poder de abstenerse
del mal,
ó
no lo tienen. En el primer caso son cul–
pables si hacen el mal
y
deben ser castigados en·