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proporcion ele su culpabilidad; en el segundo caso,
esos hombres no pecan ni seríi.u castigados.
Obserracion. -
radie puede xesolver completa–
mente la cuestion del mal con todas las circunstan–
cras que presenta en el actual estado ele la huma–
nidad, sino se considera la vida como una situacion
de prneba, en que está impreso el caTácter de la
caída y de los consiguientes dolores. Esta verdad
ha sido presentida por los mismos paganos, como
se puede ver en Cicexon, !'linio el naturalista, Se–
neca y en otras naciones. La huella df' esta verdad
se encuentra en ciertas costumbres univeri:;almente
difundidas, como por ejf'mp\o,
la,
de la purificacion
del niño recien nacido, sea por el agua, sea por
la.
efusion de sangre. En todo caso. no es mas que por
la
revelacion
que el pecado original y la degrada–
cion de nu<::stra natm·aleza nos son claramente co–
nocidos; la
rerelacion
nos enseña al mismo tiempo
que Dios viene en auxilio de nuestra voluntad por
medio de socorros '.que suplen
á
nuestra debilidad,
por cuyo motivo nadie debe separar jamás los dos
dogmas,
del pecado original
y
la necesidad de
la
gracia.
Todo hombre recibe de Dios las gracias su–
ficiel_ltes; no hay, pues, injusticia en
qu~
la resis–
tencia
á
la gracia sea castigada por Dios.
FIN D.E I,A TEODICEA.