I
PRACTICO.
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el
que
los tenia á su cargo le dixesé
por
qu~lquiera
razon,
Ó
sin darsela,
saliese de ellos : siendo asi, que no:
podia alegar haverle cogido esto
de susto; pues desde la hora en que:
entró
á
aquel recréo, debia tene[l
previsto no tener ninguna segura;
en que la voluntad del guarda,
ó
inopinada orden del dueño, no pu–
diesen
p~dvarle
de él. Fuera de que,
si la lnuerte, mirando á la parte
t>orporea,
y
privacion de las cosas
humanas, no es otra cosa, sino una
cesaciol1 de su gozo "
y
de toda ac-,
~ion
corporal,
é
inteleétual, todas
las quales calidades concurren en el–
sueño, como en ella misn1a, sin '
que, á ll1as de ,esta consideracion,
podaluos 'asegurárnos nunca, que
nos entregamos al sueño, que aque–
lla
muerte ¡telnporaI del cuerpo n ,
se pase
á
s¡érlo enteraluente;
y
el h
bito
quotidian,o ,
no
'solo
nos po
\
,.hor