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EL
HOM8RE
tica nunca se
hallara,
que
haya
cui–
dado públicQ bastante
á
reprünü.
daños particulares. Y si se alegáre
el
util de conservarse largo
tielnpo
el poderío,
y
riqueza en una falui–
lia
por
luedio
de
los
vinculos, ha–
llarénl0s
en la
pl~aica,
que
la
vir–
tud,
y
·capacidad,
que
trahe consi–
go la
necesidad de conservar
el
po–
der,
y
autoridad heredada, ha · he-–
cho ·en todas partes,
y
tienlpos du–
rar
esto en una
lnislua
f~1.li1iIia
repe
tidos siglos. Fuera de que si el vicio)
y
ruin proceder son las causas de la
perdicion, qué itnportarÍa .á la
cau~
sa
pública, que el que tuviese
esto~
defeétos , huviese de perder los
bie~
nes adquü-idos
por
sus
n1ayores~
An
04
tes serviría
de
escarluie.l1to .,
COIUr
sirve donde no hay vinculos
,..,-"' t
conservar en. l'Os succesores las
VI
tudes , por donde se adquirieron {
se deben
111aI)tene,r
los bieúes,
y
1
b