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EL
HOMBRE
el
an10r
proprio hacer, que la adu–
lacion nos _parezca verdad;
y
al con...
trario , se halle, que la desconfianza
nos haga
tanlbi~n
t0111ar la verdad
por adulaciol1; será conveniente te...
ner delante
de
los ojos algunas se–
ñas de la una,
y
de la otra para co–
nocerlas entralubas. .
y
elnpezando
por la prinlera, hallarél11os , que la
alabanza inconsiderada sobre nues–
tras cosas buenas, y ll1alas,
~l
po–
nerse sielnpre . de parte de nuestra
pasion,
y
el no lnirar nuestro util,
sino el que resulta á el que . nos
aplaude, solo puede proceder de
la
l11ala
fé,
Y
engaño, padres Iegiti-
1110S
de la adulacion. Y al contra–
rio,
qu~
la alabanza sobre aquellas
pártes nuestras, en qU1en conoce–
Inos 'indisputable perfeccion , y' rni.:.
re
á
los dotes corporales,
yá
á e
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felIz naclll11ento, o ya a otras VIr
tudes ,
y
perfecciones
de .
nuestr~
a