, GLORIA
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....
-
-¿De'
embrollar,
de
calumniar,
de
lev~utar
catálogos?
- N-ada
de
eso.
•
-Pues oiga
usted la ad
ve~,tencia
de
un
hombre honrado que
le
'estima, qué' se
intére-
!
r
L
I
sa por l,a honra de su casa.
.
- .¡Por la
honr~
de mi , casal D. ' Juan-ex- .
c~amó ~Lantigua
con enojo,-¿qué quiere -us-
- . Led
decir?
-Suelen ser ciegos los ojos de mari do. Son-
lo tambiéu los de los padres
bond~dosos
y
co'nfiados. "
'--
-No ·comprendo.. .
-Pues
acabaré de una vez. Debe usted
vi-
gBar mucho, pero mucho,
á
su
hij~ .
_
.-lA Gloria!-exclamó D. Juan
lan~alldo
uu grito.
-A
la sefiorita Gloria--afirmó el judío crís–
tiauo.-Ella es
buena,
no
lo
dudo; pero
está
en
la edad de las
pasiones...
N
o
encuel~
tro yo
malo que
las mucnachas
tengan
novio:
es m
u-y
natural; pero
al
menos
que le
escojan católico.
-D. Juan, ¿qué farsa
es .esa?-dijo
1,.an–
~igná,
poniéndose
tan
amarillo como
su in–
terlocutor.
-¿Me cree usted
capaz
de tlücir una cosa
por otra, de faltar
á
la
verdad
y
de mortificar
inútilmente
á
un
amigoY Cuando
me
atrevo
ti