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24

B. PÉREZ

GALD6s

se, inclinaba

á

las cosas

contempl~tivas;

inteli- "

gencia

el~v"ada,

si bien un tanto paradógica;

sentimientos'enérgicos, que impulsaban su al-

- ma al exclusivismo,

10 "

mismo en los afectos

que en las ideas. Sus primeros trabajos en la

I

abogacía fueron"de no poco prove"cho

y

bl'illo,

J

y más tarde,

cuan~o

la herencia del tío le ase-

"guró cómodo bienestar, no abandonó comple- - .

tamente el foro. Renunciar

á

las controversias,

hubiera sido en él renunciar

á

la vida.

Devorado por insaciable a.fán de estudio,

mezcló con la jurisprudencia la

teolog.ía

y

la

historia:

y

la ciencia política. Dedicóse con pre–

dilección

á

entresacar de los escritores místicos

y

políticos del siglo de oro en España cuanto

pudiera hallar de eternaID:ente verdadero,

y,

J

por consiguiente, aplicable

á

la gobernación de

los pueblos en todas las ed'ades. Pero su enten–

qimiento, acalorado poí'

entusi~smos

juveni-"

les

y

por prejuicios formados no se sabe-c;ómo,

se aferraba tercamente

á

cier tas ideas: así es "

que no pudo, aun inten.tándolo de buena fe,

juzgar con imp·arcial serenidad ni la historia

ni Jos escritos de los que por tantos "siglos han

disputado sobre los medios de hacer

á

la ,hu–

manidad menos desgraciada.

Su inclinación contemplati va le llevó

á

con- .

siderar la fe religiosa, no sólo como goberna-