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KIMBERLY

THEIDON

como el Carniccro de los Andes-, queda claro que antes de la masacre

que el dirigi6, los soldados separaron a las mujeres y nifias para violarlas

antes de matarlas. Cada testimonio repite este dato. Empero, dentro

del cargo legal, la violencia sexual no figura. iPor quc? Vista desde la

l6gica legal, hay una letanfa de razones: hay una falta de evidencia

material (quemaron los cucrpos); las mujeres no quieren dar sus propios

testimonios sabre la violaci6n; el juicio ya incluye crfmenes de guerra y

de lesa humanidad, las cuales llevan la penalidad maxima y son delitos

no derogables, mientras que la violaci6n todavfa figura dentro del

«crimen comun», asf el estatuto se ha consumado por sus limitaciones.

En fin, nuevamente la violencia sexual queda en las sombras. zCual es

el mensaje comunicado con todos estos juicios?

Si queremos asegurar que la cadena de justicia sea mas

sensible al genera, hay que insistir en desmantelar la arquitectura de

la impunidad respcto a todas las formas de la violencia sexual. Los

militares permanentemente recurren a los conceptos de «excesos y

errores», mientras que los del MINSA prefieren usar «irregularidades».

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En ambos casos, los abusos sexuales eran sistematicos y hubo una cadena

de mando - una vez mas-, cstas cntidades estatales compartieron

una vision discriminatoria respecto a la gente mas humilde en el Peru.

Este libro lo dice claramente: la larga historia de discriminaci6n queda

culpable de los cargos. Y este libro nos dice algo mas: hay la necesidad

de juzgar a los culpahles tras esta polftica reproductiva repugnante y

brindar reparaciones a los sobrevivientes. Ya estan tocando a las puertas

de las oficinas del

RUY,

buscando «un poco de justicia» por lo que

sufrieron. Once afios despues de la entrega del informe final, hay que

hacer todo lo posible para asegurar que la justicia postergada no sea la

justicia negada.

Vease Gonzalo Gianella Maka,

p.

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