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KIMBERLY THElDON

argument6 que la violencia sexual--en contraste con la violaci6n- no

se encuentra prevista y sancionada coma delito en la legislaci6n penal

peruana. Desdc esta optica, decadas de estudios sabre el pluralismo

legal quedaron borradas, y las fronteras

polftico~geograficas

del

Estado~

naci6n tambien marcan las fronteras de los avances legales en cuanto al

tratamiento de las varias formas de la violencia sexual coma un crimen

de lesa humanidad y de gucrra. Refugiandose en al argumento que las

leycs domesticas no definen cstos actos coma delitos, el Ministerio tom6

una definici6n muy restringida de justicia, reduciendo este concepto a

su sentido penal. Empero, una mirada a la jurisprudencia intemacional

resalta que las reparaciones figuran dentro de la justicia en su sentido

mas amplio, y dentro de la justicia restaurativa con su enfoque en la

dignificaci6n y reconocimiento de las vfctimas y sobrevivientes como

un acto complementario a la sanci6n de los perpetradores.

Vale haccr hincapie sobrc las «otras formas» que tanto

provocaron al Ministerio. Pucs, estas «otras formas» incluirian tambien

a la esterilizaci6n forzada coma una forma de la violcncia sexual. Abrir

la definici6n de

vfctima

y

beneficiaria

para incluir a los miles de mujeres

y hombres sometidos a la cstcrilizacion forzada implicaria un enfoque

del Estado peruano como un perpetrador central por media de su

Programa de la Planificaci6n Familiar bajo

el

segundo mandato del

expresidente Fujimori. lTendrfa esta verdad alga que ver con la postura

del Ministerio de

J

usticia? Parece que sf. Cuando por fin el Decreto 2906

fue aprobado el 1 de junio de 2012, bubo una concesi6n frente a las

protestas del Ministerio y otras entidades estatales. Ampli6 las formas

reparables de la violencia sexual, pero sin una palabra sabre la campafia

de la esterilizacion forzada practicada entre los afios

1996~

2000. Asf

que, dentro de los caprichos que he rastreado a lo largo del trabajo de

la CVR, el PIR y el RUY, bubo y actualmente hay una constante:

el

silenciamiento de la mayor forma de la violencia sexual infligida

a lo largo de las dos decadas incluidas en el mandato de la CVR: la

campafia de la esterilizaci6n forzada y las aproximadamente 270 000

mujeres cuyos cuerpos y vidas fueron alterados permanentemente. La

meta de este libro es ilustrar las consecuencias de estos crfmenes de lesa

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