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A PRESENTE eo1c16N QUIERE

mostrar las joyas bibliogr6ficas que contiene la Biblioteca Nacional. A eso

se destinan en gran parte los ensayos y comentarios de este libro. Queremos que se sepa que

Joyas est6n en los estantes, y en los arcanos, en lo que llamamos fondo antiguo, en las colec–

ciones que provienen de donaciones. Algunos de estos libros preciosos son conocidos, otros no

tanto. Pero, insistimos, se trata realmente de joyas, de un tesoro publico que nos pertenece como nacion,

y en cierta manera, a la humanidad. Esta edicion do la informacion de que existen, y acaso, puede

provocar nuevas vocaciones de investigadores, o simplemente, y no serfa poco, la toma de conciencia

en la opinion publica yen la close dirigente yen el mundo de las finanzas, que este tesoro existe en tan

venerable institucion.

Por lo demos, la BNP siempre publico, y mucho, revistas especializadas como

Fenix,

boletines, ediciones

varias sobre bibliograffa. Y hay que decirlo, este es un libro institucional, yen uno de sus capftulos, figura

una semblanza de coda director que la dirigio, y se podr6 apreciar lo que en coda caso se emprendio.

Pero la verdad es que no hubo una edicion de Joyas como la presente . Que nose vea una pizca de

reproche en lo que estoy sosteniendo a quienes me preceden, todo lo contrario. No se hizo, sin duda

alguna, por una razon paladina: eran otros tiempos. Y como sabemos, con los tiempos, la actitud ante

la cultura, cambia. En el pasado, acaso la Biblioteca Nacional no necesitaba de estos apoyos visuales.

Por lo demos, rodeaba a esta institucion un nimbo de sacralidad, a lo que se afiadfa, por contradictorio

que parezca, una cierta conmiseracion. Se la sabfa pequefia, acosada por la tragedia, saqueda, pilla–

da, despojada, durante la ocupacion chilena de la Guerra del Pacifico. Luego, para colmo, cuando se

habfa restablecido debido a los esfuerzos de Ricardo Palma, de nuevo la tragedia desciende sobre esta

casa y el incendio entre la noche del 9 y del 10 de marzo de 1943 vuelve a invocar en torno a esta casa

de libros la palabra desgracia, descuido, tragedia.

Los tiempos hon cambiado, decimos. Hoy vivimos, que duda cabe, la invasion en todo los 6mbitos, del

poder de lo visual; y al arte de la fotograffa y el grabado (al que dames albergue con una solo especia–

lizada en la sede de San Borja} se anode el cine, y se suman de manera avasalladora las im6genes que

impone la television, el video, la publicidad comercial gigantesca en calles y carreteras, en los diaries

mismos, y en nuestra vida privada, ahf est6 la pantalla del ordenador personal. Ni deploramos ni nos

alegramos de esta fenomenologfa, es un hecho. Yni el libro, ni las instituciones que los guardan, pueden

quedar indiferentes a este signo de los tiempos.

La Biblioteca nacional preserva, en sus bovedas y estanterfas, fondos documentales. Esos libros, a su

vez, contienen millares de im6genes, es decir, ilustraciones, mapas, grabados, acuarelas, en ejemplares

valiosos, impresos en diversos siglos y epocas. Y tenemos tambien, colecciones de diaries y revistas, de

grabados y fotograffas . Pero ateng6monos a aquellas im6genes que se encuentran al interior de las

obras impresas. Bajo su simple apariencia, esa masa de estampas ilustra los textos. Pensamos que hace

algo m6s, en realidad revelan los deseos y curiosidades, las preocupaciones, los centres de interes de los

peruanos de otros tiempos, tanto

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mas que la confesion personal y los archives documentales.