En 1860 su hermano José dio un golpe contra Castilla y fracasó, entonces se
vio obligado a huir a Europa y refugiarse en París, en casa de su hermano
Pedro. Según cuenta la tradición, Castilla al saber que el proscrito estaba falto
de recursos, en rmo de sus arranques de generosidad trató de aUlllentar el
sueldo del diplomático para que pudiera hospedar decorosamente a su
hermano, pero José prefirió refugiarse en Ginebra. En esta ocasión estando
en París, Pedro Gálvez recibió de los albaceas del general San Martín el
Estandarte
de Pizarro
que devolvían a la ciudad de Lima por disposición del Libertador y
lo envió al Gobierno del Perú en rma caja muy bien acondicionada, según
cuenta Ricardo Palma.
En 1862, Pedro Gálvez fue nombrado J'vfinistro de Hacienda, con retención de
su cargo de Plenipotenciario en Europa. Era nna época de crisis financiera en la
que no había fondos ni para pagar los sueldos de los empleados públicos.
Según escribía José Antonio Barrenechea a Manuel Ortiz de Zevallos: <<La crisis
financiera continúa... La gran cuestión es el empréstito. La Cámara de Diputados
ha desaprobado el contrato por Zans y sólo se manifiesta dispuesta a conceder
al General Castilla 3,000.000 para terminar su agonÍa»... «Por los periódicos
verá Ud. la discusión que hubo sobre aquella cuestión en la Cámara de
Diputados, en la que trataron muy mal a nuestro Ministro de Hacienda».
Casimiro Ulloa en su «Crónica de la Quincena>> de la
Revista de Lima,
criticó al
J'vfinistro Gálvez sosteniendo que «sólo atinaba a prorrogar las consignaciones
del guano y básicamente a extranjeros». En realidad era poco lo que podía hacer
el Ministro Gálvez, los ingresos del fisco ascendían a 4 y medio millones de
pesos, en tanto que los egresos sumaban más de 40 millones. «El valor del
suelo -afirmaba Gálvez- se ha decuplado en toda la República y las
contribuciones de predios son lo mismo que hace nn tercio de siglo». Gálvez
observó que rmo de los problemas que empeoraban la crisis eran los vicios de
la administración del Estado y la falta de preparación de los empleados públicos,
por lo que demandó la creación de rma escuela especial para instrucción técnica
y práctica de los jóvenes empleados en las oficinas fiscales y para la preparación
de reformas en la estructura financiera, pero ninguna de sus propuestas fue
llevada a la práctica.
En 1863 volvió a su cargo de plenipotenciario en París. Se le encargó también
rma misión en Madrid, pero, no fue recibido por el gobierno español,
mostrándose intransigente mientras no presentase la ratificación del tratado de
1853, por el cual se reconocía la independencia del Perú bajo la condición de
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