derecho romano), derecho penal y administrativo y estableció las clases de
jurisprudencia, sosteniendo en todas estas materias los principios más liberales,
desterrando el derecho natural de Heinecio y adoptando las ideas filosóficas de
Ahrens. Sostuvo el principio de la soberanía popular como fuente de toda
autoridad contra el de la soberanía de la inteligencia que proclamaba Herrera.
Defendió el Patronato Nacional contra las pretensiones de la Curia Romana y
enseñó que la libertad, lejos de ser causa de perturbación social, era principio de
civilización y progreso y que la misión de todo buen gobierno consistía en
armonizar el principio de autoridad con el respeto a la libertad.
Pedro Gálvez Egúsquiza era el tercero de los hermanos y nació en Cajamarca en
1822. Inició sus estudios en el Colegio de Ciencias y Artes de su ciudad natal bajo
la dirección de Juan Pío Burga. Después trabajó con su padre en la hacienda
Catudén. Cuando vino a Lima en 1842 se matriculó, jrmto con su hermano José,
en el Convictorio de San Carlos y obtuvo el grado de doctor en jurisprudencia en
la Universidad de San Marcos, recibiéndose de abogado en la Corte Superior de
Lima.
Como ya se dijo, se incorporó ala docencia en el Colegio de Nuestra Señora
de Guadalupe cuyo rectorado ejerció (1850-1852) sucediendo a
Sebast:i.ánLorente.
En las elecciones parlamentarias de 1849, Bartolomé Herrera fue elegido diputado
por Lima y presidente de esta Cámara; y Pedro Gálvez diputado por Pataz,
cuando contaba 27 años de edad.
Le
tocó nuevmnente a Gálvez polemizar con su
antiguo maestro, esta vez, sobre el sufragio de los indígenas, pues Castilla autorizó
en la ley electoral el voto de los indígenas y de los mestizos analfabetos. Tuvieron
mucha trascendencia los debates que sostuvieron Herrera y Gálvez cuando se
discutió en cámaras reunidas el proyecto de reforma constitucional. Herrera
pronrmció rm notable discurso en el que, entre otras cosas, sostenía que el derecho
no tiene su origen en la volrmtad hlllllana sino en la naturaleza, que no era rm
castigo a los indígenas y mestizos analfabetos declarar que no podían votar,
porque se puede carecer de rm derecho, no solo por delito sino por incapacidad
natural; aseguraba que negar el sufragio a la mayoría de los indios no era
degradarlos, en cmnbio «darles participación en la política es la verdadera obra
maldita de degradación y de repugnante envilecimiento de esa raza infeliz» y
exhortó vibrante «¡Educación! ¡educación, señores para los indios! y, por lo que
hace a derechos, reconozcamos que nosotros no podemos hacer más que
declararlos cuando existen y que sólo Dios puede crearlos».
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