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pueda haber olvido, ni ignorancia de ellas
, mando al Padre
Prior, o cualquier otro Presidente deste Convento las haga leer,
en comunidad
de dos a dos meses»
(Meléndez 1681: 85). De
estas líneas podemos conjeturar que no se llegaron a distribuir
copias personales entre los religiosos, siendo interesante
resaltar el mandato de su lectura en comunidad, práctica
común al interior de los conventos que hace suponer la
existencia de un lector o lectores por turnos de un único
documento. Debemos indicar además que la palabra
‘Ordenaciones’ ha sido añadida al presunto título del mismo,
en alusión al carácter de las disposiciones que allí se enumeran.
¿Las
Ordenaciones...
finalmente llegaron a imprimirse?
¿Constituyen acaso una parte o sección del
Acta capitvlis
provincialis...
? Únicamente la revisión de esta última daría la
solución a la segunda interrogante, y tal vez podría brindar
mayores datos que hagan posible la respuesta a la primera
cuestión.
La imprenta en Lima: 1584-1824
de Carlos A. Romero
Por testimonios del padre Vargas Ugarte (Vargas Ugarte
1971: 75-81) y de su autor, el propio Carlos A. Romero,
17
los
investigadores tenían noticia de la existencia del manuscrito
redactado por este último titulado
La imprenta en Lima: 1584-
1824
, por la cual incluso se hizo acreedor del Premio Nacional
de Historia Inca Garcilaso. Refiere Vargas Ugarte que el
__________
17
A este trabajo probablemente se alude en la entrevista realizada al ex Director
de la Biblioteca Nacional por el periódico
Jornada
, de 3 de setiembre de 1946:
«De un mueble tan viejo como la casa, retiró un legajo de unos cuantos miles de
páginas (...). Unos cuantos apuntes de un trabajo al que había dedicado cincuenta