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manuscrito había sido entregado al entonces Director de la
Biblioteca de Santiago, Feliú Cruz, a fin de ser editado
conjuntamente con la obra de José Toribio Medina, lo que
finalmente no llegó a efectuarse.
En el plan de la edición facsimilar del primer tomo de
La
Imprenta en Lima
de Medina, publicada en 1966 por el Fondo
Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, y en el prólogo
de la misma por Luis Alberto Sánchez (Sánchez 1966: i-xvii)
se anunciaba el propósito de incluir las
Adiciones
de Romero
en los tomos 5° y 6°; sin embargo, pasarían aún muchos años
para que el Fondo lograra siquiera publicar los tres tomos
restantes de la obra original de Medina (1985, 1988 y 1991,
respectivamente). Ya en el prólogo del segundo tomo,
Horacio Aránguiz detallaba algunas de las dificultades técnicas
que suponía la labor de inclusión de las referencias de Romero:
En cuanto a las adiciones, hecho esta vez un estudio cuidadoso
de los materiales, resulta que requerirán más de un tomo y tal
vez más de dos. Fuera de aquello que Medina mismo agregó a
su obra en varias publicaciones, ocurre que las adiciones de
Vargas Ugarte suman dos mil y alrededor de mil las inéditas de
Romero: naturalmente que muchas se repiten, pero hay
diferencias en las entradas: las de Vargas Ugarte son por lo
general muy escuetas y las de Romero a veces son acompañadas
de importante aparato crítico y documental en el estilo de
Medina. Para preparar los tomos de adiciones será necesario también
recurrir a una imprescindible documentación relativa a los primeros
tipógrafos, que trae en parte Romero, en ocasiones con
transcripciones deficientes y que no siempre es posible mejorar,
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años. Con placer nos mostró
sus descubrimientos sobre los primeros impresos
en Lima
...» (las cursivas son nuestras).