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p1eta ,
eurncion~
por eLotro.
no
son
incompa_tihles·
cnn
.una
salud regular, aun .hasta la
edad
mas av,aozad¡;i;.
Se
pudie.
ra decir del
hígmlo ·
Jo, que
CorvÍ!!¡art dijo1<lel coruzon,
,<1ue
no .·
hay
cn8i
honihr'.e..
q.ueno
lleve
al
septtlcr,0., alguno.<le.
i:;;us
vicios .ó
aJteraciones·o~·gánicas.
La idea
d(1
una
~alud
pcr·
fecta . y de un estádo·: orgúnic.o complt;:toy
.lihredetodaal–
teracion
en
toda Ja
máquina humana,
es
uná
de las utopías
que . hacen mas estragos ..en ..las soe
iedades modernas.
Es
preciso
transar
con los mas ·deAos males,
y
gua "darse
muy
bien de
atacarlos .. -
t.odos de;ftertte.
El mal es
uno
de los
ingredientes esenciales
del
bien,
y
c~si
inseparable.
En,
una infinidad de casos
es
imposible
ganar
de una parte sin
perder
de la otra,
y
la
prudencia
obliga
á sufrir
álg<>
para.
no
esponerse
á
males
graves
y
sin
remedio.
¡Cuantos
hombres
no han perecido; en
cuya loza hubiera
sido
á
pro..
pósito escribir-
Estaba bien;
Por esttir.mejor,
l~stoy
aquí
(t)!
Algunos, engañados
por
una
falsa
;malogia,
han su–
puesto
en el clima
de
los
principales
parajes de Ja Amé–
rica de) sud una
causa
poderosa
jenerativa
de
las
mismas
enfermedades del hígado
que
se han
observado
en
Ja
costa.
oriental del Indostan.
Este error, nos
atrevemos
á
decirlo,
es tan grosero
y
mazorral
que
nos admiramos en ver que
bombrns en
<¡uienes
se debe suponer alguna instruccion
y
{*)
/lizo
mucho ruido
en Santiago, en
1835,
la
muerte
del clérigo Torres, que
vfoia
ce.rea de la
11'/oneda.
Era un lwm.·
bre de
sp,~·enta
años. Habia sido hemorroidario desde la edad
de cuarenta,
y
sufría una
y
oira
vez desarreglo en la dijestion,
q1-te
aaha atacar
y
venar cvn medios
lt.ígiénicos
y
Pl
uso de al–
gun laxante. Bn el último de estos ataques le asistiamos noso.
tros, siguiendo aquel mismo plan paliativo que: salia restituirle
toda
la salud de que le era permitido gozar;
C'u:C, r1do
las monjt1s
Claras, de
que
él era
d
capellan, le mandaron
m
médico,
s·e
!tizo una
junta,
en
la
que
.estefacultatiuo, que por
otra
parte
era un
hombre
liáMl
y
de talento, sostuvo la necesidad de atacar
en su
m·isma
raiz el mal que se conocia
estar
en el liigado, con
todos
los
medios
que el arte aconseja,
y
particulormenf.e
con el
calomelano.
tie adoptó este
método,
el enfermo se sujetó á la
curacion,
y
á
los quince
dias
ya
las monjas
no
tenian capellan..