ORACION FUNE:IRE.
dre idolatrado. Unamos nuestras preces,
i
con
los inefables acentos de la caridad cristiana, que
en el seno de la Iglesia Católica, forma la gran
familia humana, clamemos una vez más ·pal!a
que la sangre ya vertida detenga
el
brazo de la
justicia
de
Dios
i
ponga término
a
esta
guerra·
fratricida.
No vísteis, señores, al ponerse el sol del ne:–
fasto
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de enero, un bello arco il'is que, vistien–
do las nubes de variado color caia desde el hori–
zonte de los Andes sobre los hogares de esta
ciµdad amenazada de horrenda catástrofe? Pa–
rece que la Divina Providencia nos anunciaba
entónces que era
ya
tiempo de envainar las es–
padas
i
de firmar la paz. Sí, señores; que la paz
!ea con nosotros; que el amor de
J.
C. resuene
en todos los idos como resonó en otro tiempo
sobre los apóstoles encargados de salva1· al mun–
do:
''Paz vobis."
La paz sea con vosotros."
X.
Anhelais volver cuanto ántes al seno de la pa–
tria, al dulce cariño de
vuest1·os
hogares; tened
f'é;
Dios nos
oye
i
sabrá en su infinita sabiduria
inspirar estos nobles sentimientos a los vence–
dores
i
a los vencidos. Por la memoria de esa
sangre vertida, por el amor
i
el respeto a la lei