OR:A.CION FUNEBRE.
VIII.
La historia de Chile en esta guerra jigantesca
es para nosotros una epopeya inmortal, que
tie-
l ..•
ne tantos cánticos sublimes cuantos han sid.o
sus–
combates,
i
tantos nombres ilustres cuantos han
sido los hombres que se han sacrificado por
Stl
honra. ¡Oh! quién de nosotros
pronuncia.ráJa–
más los nombres de Prat
i
de Serrano, de
rrhom–
son
i
de Aldea, de Ramfrez
i
de Santa Cruz, de
San Martin
i
de Torre-blanca, sin sentir pro–
funda
conmocion
de
asombro
i
de gratitud.
I
ahora, señores, recorriendo de nuevo desde Ln–
rin hasta Miraflores esa vía crucis con tantos cal–
varios, ¿quién no siente la necesidad de dete–
nerse para besar el polvo teñido con sangre je–
nerosa
i
para bendecir la memoria de 1\!Iart,inez
i
de
Yavár, de l\farchant
i
de Zañartu, de Silva
Benarcl
i
de Zorraindo,
de
Flores,
ele Rivera, de
Senano, de Concha, de Lai-a, de Diaz Gana, de
vValker, ele
Super,
de
Jimenez, de
vVolmard
i
de
tantos otros, cuyos nombres pronuncian con
1·es–
peto nuestros lábios
i
guardan con lágrimas de
fuego nuestros corazones?
¡NoI?les guerreros,
denodados patriotas, almas heróicas! recibid hoi
el homenaje de nuestro inmenso cariño
i
las ben–
diciones de todo un pueblo que óbrio de
entusüts ...
...